Fábricas reconvertidas en usinas creativas

En un edificio de 1874, donde se solían producir fideos, funciona ahora en Morón Deofi, un estudio donde trabajan 25 artistas; incluye un piso con luz natural para producciones fotográficas

Salomé levanta sus piernas, contonea los brazos, arquea la espalda. Demuestra ante la cámara su gran destreza para bailar, en la misma habitación donde dos compañeros permanecen atentos a su computadora o su celular. "Un día como cualquiera en Deofi, cada cual en la suya (artisteando) y activando llueva o no llueva, nada nos para al momento de crear", dice el texto que acompaña el Reel de Instagram, publicado por @deofi_estudio . Una forma de compartir el espíritu cotidiano de esta pequeña comunidad refugiada en una antigua fábrica de fideos de Morón.

En este edificio construido en 1874 por la familia Ferrero, abandonado durante décadas y recuperado de a poco por sus descendientes, trabajan hoy 25 artistas de distintas disciplinas. Una forma de producción autogestionada y colaborativa que se extendió durante las últimas dos décadas en varias fábricas de Buenos Aires , reconvertidas en usinas creativas .

Emmanuel Alfonso, ceramista y diseñador grafico, en su taller de Deofi Estudio

"Fuimos generando una red, haciendo microacuerdos entre amigos de amigos. Generamos vínculos no especulativos y revalorizamos los oficios primarios. Para mantener el lugar cada uno aporta lo que puede, que a veces es pintar o arreglar algo", explica el fotógrafo Ezequiel Pontoriero, nieto del fundador, que llegó a colgarse de la imponente fachada para rescatar las letras del apellido materno que habían sido tapadas por inquilinos.

Desde aquí salieron alguna vez camiones que llegaban hasta Luján, llenos de pastas que se secaban en un primer piso diseñado especialmente para favorecer la circulación del aire. El mismo donde ahora suena música electrónica mientras Emmanuel Alfonso, vestido con un gorro con orejeras de piel, modela pequeñas piezas de cerámica y realiza dibujos para marcas de productos de skate. Nada se pierde: incluso los restos de tablas que ya no sirven para patinar se usan como soporte de sus pinturas.

Dame Morales, muralista y graffitero, en los espacios comunes de Deofi Estudio

"Con lo que hay, hacer lo que se pueda y mejorarlo" fue el principal aprendizaje de un viaje por Europa que Pontoriero realizó a comienzos de este milenio con Gabriela Rojas, también fotógrafa. En Rusia se sorprendieron con talentos ocultos en instalaciones en ruinas, como el centro de...

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