La exuberancia burocrática del Gobierno

La Constitución de 1853 fijó en cinco el número de ministros del Poder Ejecutivo Nacional. Desde entonces y hasta 1898, el presidente de la Nación contó en su gabinete con los ministros del Interior, de Relaciones Exteriores, de Hacienda, de Justicia, Culto e Instrucción Pública y de Guerra. El presidente no disponía de asesores. En rigor, lo eran sus propios ministros. De éstos dependían las direcciones nacionales con funciones sustantivas y las direcciones generales con responsabilidades administrativas.

Una modificación constitucional en 1898 elevó a ocho el número de ministerios, al agregarse Agricultura, Obras Públicas y escindir Marina del Ministerio de Guerra. Esta composición del gabinete perduró con pocos cambios hasta 1944. En cada ministerio había una suerte de viceministro, pero fuera de línea, con la denominación de subsecretario, cuya función era supervisar la administración propia del ministerio y reemplazar a su titular en caso de ausencia. La administración nacional era relativamente eficiente y limitada. Demandaba un gasto equivalente a un 8% del producto bruto interno y podía ser solventada con una muy moderada carga impositiva.

En 1944, la Dirección de Trabajo y Previsión se elevó a la categoría de ministerio, aunque para respetar el límite constitucional se la denominó secretaría. Esta medida respondió al poder detentado en aquel gobierno de facto por el entonces coronel Juan Domingo Perón, que ocupaba esa posición. Perón sería luego elevado a la vicepresidencia, y retendría la referida secretaría. Con este caso el resquicio para ampliar el gabinete había sido encontrado. En 1948, ya durante el gobierno constitucional de Perón, se crearon las secretarías de Salud Pública, de Industria y Comercio y de Aeronáutica. Un año después se agregó la Secretaría de Educación. Entonces eran ocho ministerios y cinco secretarías. Además, en ese período se creó la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), en dependencia directa de la Presidencia. Se dio así comienzo a la formación de una estructura de apoyo presidencial independiente de los ministerios y con funciones, en muchos casos, superpuestas. Más tarde emergieron las secretarias General, Legal y Técnica y otras. Esta estructura siguió creciendo en años posteriores y alcanzó en los años noventa más de 10.000 personas. Compárese esta cifra con los escasos 23 cargos de la Presidencia en los comienzos de los años cuarenta.

La Constitución de 1949 suprimió la limitación en el...

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