Extraña calma

CLAIRTON, ESTADOS UNIDOS.- Es la hora en que las últimas luces del día se llevan bien con las artificiales. No se disputan territorio; se acompañan sin mezclarse, ni oponerse, ni restarle protagonismo a la enormidad de cielo que, en esta imagen, es respiro y promesa. Una pequeña ciudad del noreste de los Estados Unidos es, como lo hemos visto en tanta película, un reparo discreto entre las enormes autopistas; un breve damero de casitas bajas, cuadradas, modestas y bienamadas por el neón. Así pareciera ser Clairton, en Pensilvania: un manso poblado de modernidad...

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