Exquisito mix de arte antiguo y actual

MAASTRICHT.- Clima de primavera, miles de tulipanes coloridos y una escenografía de ensueño montada por el premiado arquitecto Tom Postma recibieron anoche a los invitados a la apertura de Tefaf (The European Fine Art Fair), la feria de las maravillas. El comprador puede elegir entre una acuarela de Van Gogh pintada en 1988, valuada en 10 millones de euros, una caja de bombones de técnica hiperrealista firmada por Peter Anton (16.000) o la ya mítica escultura de bronce de Degas, Bailarina de catorce años, como la del Met de Nueva York, pero sin tutú (2,5 millones).

El ambiente es festivo y comprador. Poco antes de la apertura, la economista especializada en arte Clare McAndrew puso en manos de los interesados el balance de las ventas de 2014. Nunca el mercado estuvo tan fuerte. Registra un volumen anual de 51.000 millones de dólares (7% más que 2013) y la tendencia es alcista. La concentración de la riqueza y la creciente participación de compradores chinos, que se llevaron la tajada más fuerte, movió la aguja. Y la feria de Maastricht quiere ser la punta de la pirámide: ofrecer lo mejor de cada segmento en un lugar mágico, hiperseguro y sin conflictos que inquieten al comprador millonario.

Dejando atrás su pasado provinciano, la feria holandesa se coloca a la vanguardia, por la calidad de la oferta, la variedad y la mise en scene: techos de diez metros de altura, seis restaurantes, un bar de ostras, otro de sushi. Un gran espectáculo.

James Roundell, director de la galería Dickinson, explica los orígenes del Van Gogh, una de las estrellas de la feria. Se trata de una acuarela pintada en 1988, que integra una serie en la que el artista intenta captar la nueva luz y la paleta del sur de Francia, tan diferente de sus obras holandesas. Todo indica que el destino será un museo en éste, "un año Van Gogh", cuando se celebran los 125 años de su muerte. A metros del Van Gogh, una enorme tela de flores pintada por Jeff Koons muestra otra faceta del fabricante de récords. El precio es más discreto que sus Baloon’s Dog: sólo 2,5 millones de euros.

Cultores del bajo perfil

En el sur de Holanda, la serena Maastricht, habitada por 120.000 almas y atravesada por el río Maas, recibe todos los años en esta época más de 75.000 visitantes que pagan 40 euros la entrada para visitar la feria. Entre galeristas, equipos de logística, operadores y art dealers circulan más visitantes que locales. Gigantescos BMW se alternan con las bicicletas de los lugareños: nada...

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