El éxodo del volcán y la sequía en Chubut

Pedir a los habitantes del valle medio del río Chubut que cuenten ovejas para dormir es una burla sangrienta. Una grave sequía que comenzó hace cuatro años y la lluvia de cenizas del volcán Puyehue arrasó con el ganado ovino de esta región y la ungió con la afrenta de la despoblación.

Las Plumas, un pueblo rural a 184 kilómetros al oeste de Trelew, es el lugar humanamente más afectado: el punto de la Argentina que más rápido perdió población en los últimos diez años. Junto con la aldea escolar El Mirasol son los dos únicos asentamientos del departamento chubutense de Mártires, que de acuerdo al último censo perdió el 20,4% de sus habitantes. En 2001 había 977; para octubre de 2010 se contaron 778; y hoy todavía menos, de acuerdo a la junta comunal local habría poco más de 650.

Las familias fueron las primeras en partir, ahora siguen los jóvenes que iniciaron un éxodo lento hacia la ciudad sabiendo que en su pueblo natal queda poco o casi nada por hacer. Las Plumas había vivido siempre de los ingresos que generaba el trabajo de los hombres en el campo. La falta de lluvias diezmó al ganado y las cenizas fueron el golpe de gracia que convirtió a los peones asalariados en changarines y luego en desocupados.

Las Plumas fue el punto del país que más población perdió, de acuerdo al Censo 2010. Hoy quedan menos habitantes que hace dos años.

La administradora del pueblo es una joven de 28 años,

Marina Barrera

-una de las pocas de su edad que tiene empleo-, quien fue nombrada hace dos meses como Presidenta Comunal; o más conocida como "la intendenta" entre los plumenses. Ella es la única persona de la administración comunal que trabaja doble turno en la oficina, por la mañana atiende las cuestiones burocráticas y en la tarde a las personas de pueblo. Las consultas que debe resolver van desde un pedido de trabajo, chapas para un techo o fosas en el cementerio.

La intendenta joven

En su despacho adornado con una foto del gobernador Martín Buzzi y otra de Eva Perón, Marina tiene dos grandes listados a mano: el de todos los teléfonos fijos del pueblo (pegado en la pared) y una lista de 42 personas desocupadas a la espera de que alguna changa que surja, ninguna de estas supera los cincuenta años. "Los jóvenes se van vivir a Trelew, Puerto Madryn o Comodoro Rivadavia, podría contarte al menos quince personas de mi edad que se fueron", dice.

Los pocos puestos que hay en Las Plumas son en el sector público: la comuna, la policía o el colegio. "El clima mata al ganado y ahora también aparecieron las plagas, como el puma o los chanchos salvajes que se comen a las ovejas. Cuando el trabajo desapareció del campo inmediatamente impactó en el pueblo", dice la intendenta y remata: "estoy pensando todo el día en todo tipo de ideas para reactivar al pueblo, pero es difícil". Algunas de sus propuestas son fabricar dulce de frutilla para vender en la ruta, atraer turistas para mostrar petroglifos autóctonos o el desembarco de una minera.

El sector privado se reparte entre las 8 cuadras de largo y 4 de ancho del pueblo: cuatro bares, tres almacenes, tres talleres mecánicos, tres tiendas de ropa, una heladería, un hotel, un kiosko, una...

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