Que el estado de excepción no sea el nuevo estado

Debemos evitar que con el pretexto de cuidar la salud de la ciudadanía se esté lesionando aún más gravemente la salud de la repúblicaComo todos los virus, el es oportunista. Entre otras cosas, eso implica que es capaz de causar mayores daños en los sistemas inmunológicos más debilitados.Desde el 3 de marzo, en que se conoció el de coronavirus en nuestro país y, especialmente desde el 20, cuando todos ingresamos en una cuarentena obligatoria de la que muchos aún no hemos podido salir, el "organismo social" ha respondido obediente y atinadamente a las órdenes de un Poder Ejecutivo que ha llegado a poner en suspenso libertades individuales en nombre del resguardo del bien común. Hemos debido aceptar que, en defensa de la salud colectiva, algunos de nuestros derechos individuales y fundamentales queden, como el organismo humano, jaqueados frente a la emergencia de la hora. La concentración de decisiones en un solo poder del Estado no fue cuestionada en un principio. Las medidas estaban justificadas por el estado de excepción impuesto, precisamente por una situación marcadamente excepcional:Al primer decreto de necesidad y urgencia le siguieron muchos más. El DNU inicial por el que se dispuso el estado de aislamiento obligatorio se encontró con un Congreso paralizado, protegiendo la salud de sus propios miembros y sin que se registrara ningún tipo de actividad legislativa. Con el paso de los días y ante el reclamo ciudadano, esa situación cambió. Hoy, el Congreso funciona de manera virtual. De hecho, ha aprobado ya varias leyes, como la exención transitoria del pago del impuesto a las ganancias a algunos rubros que componen los haberes del personal de salud y seguridad; la creación del programa de atención al personal sanitario que realiza servicios en establecimientos donde se hacen prácticas relacionadas con la pandemia, y la actualización de una vieja ley que regula la relación de la Cruz Roja con el Estado.Sin embargo, la última prórroga de la cuarentena (la quinta) volvió a dictaminarse por decreto. Eso ha derivado en que se levantaran voces desde distintos sectores reclamando el fin de la discrecionalidad presidencial, que también se registra en otras decisiones, como la reciente intervención a la empresa también basada en la excepcionalidad de la pandemia e, inexplicablemente, en que resulta "imposible seguir los trámites ordinarios previstos por la Constitución nacional para la sanción de las leyes", según reza el documento oficial. Nada...

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