Europa, entre la xenofobia y el miedo a perder su identidad cultural

PARÍS.- La extrema derecha europea lo soñó, http://www.lanacion.com.ar/1662735-inquietud-en-la-ue-suiza-limita-el-ingreso-de-inmigrantes: después de aprobar por referéndum la prohibición de los minaretes y la expulsión de los extranjeros criminales o que hacen fraude al seguro social, http://www.lanacion.com.ar/639918-suiza-voto-contra-los-inmigrantesdel partido populista Unión Democrática de Centro (UDC) y votaron a favor del restablecimiento de cuotas para los trabajadores foráneos.Pero más allá del caso helvético, es toda Europa que, acechada por sus viejos demonios, se siente tentada a replegarse sobre sí misma."Cuando Europa tiembla, Suiza estornuda", estimaba la semana pasada el economista y ex primer ministro belga Mark Eyskens. La caja fuerte de un continente rico y cada vez más viejo tiene tanto miedo a su futuro que proyecta en los extranjeros todos sus fantasmas. Ese proceso es tan agudo que, esta vez, sus víctimas ya no son árabes, latinoamericanos o africanos, sino los propios europeos.Suiza adoptó, en 2002, un acuerdo de libre circulación con la Unión Europea (UE). En virtud de ese texto, la Confederación Helvética tiene libre acceso al mercado europeo, pero también debe acoger sin restricción a todos los ciudadanos de la UE que quieran viajar o instalarse por razones laborales o familiares.Ese acuerdo estalló en pedazos el domingo pasado cuando el 50,3% del electorado aprobó la propuesta de la populista UDC de restablecer un freno a la inmigración -en su mayoría constituida por alemanes, italianos, portugueses y franceses-, así como al derecho de asilo. Las consecuencias de esos resultados significarán un duro golpe para la economía suiza, que realiza el 60% de su intercambio con los 28 países del bloque.Con ocho millones de habitantes, los dos millones de extranjeros presentes en el territorio representan un cuarto de la población suiza, una proporción más elevada que en otros países europeos, como en Irlanda (15%) o Francia (6%).No obstante, el método adoptado parece malsano porque consiste en discriminar y castigar sin derecho a la defensa a todos los extranjeros.Ese fenómeno es en parte producto de la globalización, con sus cortejos de miserables, obligados a ponerse el atado de ropa sobre el hombro y partir para poder sobrevivir. Y Europa -que durante siglos fue también una tierra de emigración- sabe perfectamente de qué se trata."El miedo es el eterno enemigo del progreso y de la humanidad -afirma el filósofo Guillaume Le Blanc-. Casi...

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