Etiqueta, ceremonial y buenas prácticas: cuando el Teatro Colón se afloja la corbata

Hubo un tiempo que, para algunos, fue hermoso, como dice la canción… Asistir al equivalía a prepararse para una gala donde los caballeros usaban esmoquin y las damas, vestidos largos. No había celulares que pudieran distraer con luces y sonidos a vecinos de fila ni a artistas, los aplausos eran más bien medidos y el comportamiento en la sala seguía ciertas inquebrantables reglas. Pero el ceremonial –a diferencia del protocolo–, como explican los especialistas, no se maneja con las normas redactadas en un manual sino que aggiorna los usos y costumbres a un momento determinado. Y en esta época, cuando los grandes teatros de ópera y ballet del mundo se esfuerzan por atraer nuevos públicos, el Colón se afloja la corbata.

Al revisar rápidamente algunas instantáneas del domingo pasado, cuando el Ballet Estable daba su primera función en la casa de esta temporada, una burbujeante energía impregna a artistas, trabajadores, autoridades… y la audiencia, claro. La ocasión era el estreno de un título popular con extraordinarias características: reunía por primera vez y traía además a tres figuras internacionales, una de ellas, argentina (), con la emoción que siempre enciende la vuelta a casa. Como era por la tarde, un five o’clock ballet, la vestimenta no era un ítem en cuestión. Sobre el escenario, la producción fue de alto nivel, y debajo el correlato tuvo . No solo en el saludo final, cuando en un crescendo continuo la ovación puso de pie y en desatada exclamación a buena parte de la sala, sino durante la función. "Parecía que la Argentina había metido un gol en un Mundial", dice la directora general del Colón, María Victoria Alcaraz, sin preocupación alguna por estas "demostraciones tan espontáneas y genuinas aquí como los abucheos en Europa". El caso fue, por momentos (con el pas de trois del segundo acto como cenit), como asistir a un show de fuegos artificiales, donde los saltos y los giros "difíciles" equivalían a impactos destellantes que prendían la mecha de los aplaudidores… seriales algunos, y muy entusiasmados, que se iban quedando solos en su ánimo de seguir festejando con las palmas cada paso como si fuera la interpretación de un acróbata de circo.

¿Está bien o está mal? ¿Se puede aplaudir en cualquier momento? ¿Quién lo dice? La propia : "Siempre es bienvenido el aplauso, pero generalmente cuando está indicado, que es cuando los bailarines saludan, no solo al final del ballet y de cada acto, sino también al término de pas de deux y...

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