La estrategia de la intimidación

. Esa idea, esa representación mental, pues no se conocen imágenes del cadáver, es un mensaje intimidatorio. La intimidación suele ser el objetivo, a veces secundario, a veces principal, de ciertos crímenes. En el caso del fiscal, el mensaje dice: "Nisman se atrevió a acusar judicialmente a Cristina. Ahora yace en la morgue". La palabra "intimidación" viene de "in", hacia dentro, y "timare", tener miedo. El presidente de la Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio Fiscal explicó que muchos de los fiscales sienten miedo. Es como si leyeran lo sucedido en el país a partir del 14 de enero de la siguiente manera: " está en la morgue, ¿quién de nosotros será el próximo?". Nisman debió ser custodiado porque su seguridad era la garantía de que el Estado de Derecho impera en el país. Sabemos que lo dejaron solo e inerme. Lo sucedido el domingo 18 de enero en Puerto Madero nos trae la reminiscencia de una frase que todo argentino de cierta edad escucha con horror: "zona liberada".

La muerte de Nisman le da cuerpo a la promesa que, a los gritos, vociferan las manifestaciones de La Cámpora: "Si la tocan a Cristina, va a haber quilombo". Nisman la había tocado con palabras, no con gestos, como la tocan los demás magistrados que cumplen su deber investigando en un país donde no hay privilegios, o como lo hacen los medios de comunicación que ejercen la crítica o como lo hacen miles de ciudadanos que se manifiestan u opinan. La tocan porque, según la Constitución, en este país no hay "intocables". Como decía Artigas, "nadie es más que nadie". Fuere quien fuere quien haya apretado el gatillo, Nisman muerto es el transmisor de esa amenaza de La Cámpora.

Otra cosa sería si el Estado hubiera manifestado alguna pena por la desaparición del fiscal. Ésa era una de las razones por las que se esperaban las palabras de la Presidenta, máximo representante del Estado y único vocero, ya que el resto de los oficialistas se limitan a repetir como loros. Pero no hubo pésame. El discurso presidencial (o mejor dicho la pieza autocelebratoria) del lunes no contuvo ningún sentimiento por la pérdida que sufrió el país en Puerto Madero. Importaron más las argumentaciones facciosas sobre un tratado diplomático ya sin vigencia en la práctica que algún sentimiento relativo a las hijas, a la madre, a la ex esposa u otros parientes, amigos o compañeros del muerto. Importaba más la propia inquina y los pergaminos de quien peroraba que la angustia que oprime a millones de...

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