Un estilo que causa estragos en el país y en su cuerpo

Hace 11 años, en mayo de 2003, la pareja política que llegaba al poder estaba formada por dos personas jóvenes y vitales. Él tenía 53 años y ella acababa de cumplir los 50. Los dos comían moderadamente (ella respetaba una rigurosa dieta de frutas y verduras); tomaban muy pocas cantidades, casi nada, de bebidas alcohólicas, y ambos se esforzaban por cumplir una rutina diaria de ejercicios físicos. Él, Néstor Kirchner, prefería la cinta para correr; a ella, su esposa, le gustaba trotar por el amplio parque de Olivos. Más de una década después, él está muerto y ella cae presa de recurrentes enfermedades, algunas de ellas ciertamente delicadas. Ningún médico que vio llegar a aquel matrimonio al gobierno podía ni siquiera imaginar el deterioro físico de los dos en tan pocos años para el tiempo de una vida.

, que es una manera confusa, tan habitual en los médicos, de informar sobre la presencia de bacterias en la sangre. El diagnóstico esconde su cuota de severidad. Cuando hay bacterias en la sangre es siempre para los médicos un cuadro delicado. Hace pocos días, Cristina Kirchner debió cancelar su agenda durante 72 horas porque estaba , una inflamación de la laringe, cuyo origen no se explicó nunca cabalmente.

Su historia clínica es casi un vademécum de las enfermedades. Tiene problemas cardíacos, resistió una operación en el cráneo, los médicos que la vieron aseguran que existe cierto compromiso en el lóbulo frontal de su cerebro y padece de hipotensión. Hay un caso, entre todos ellos, inexplicable. La sometieron a la extracción total de la glándula tiroides sólo porque existía un primer diagnóstico de cáncer, que luego resultó falso. "A ningún paciente normal se le extraen las tiroides por si acaso", señaló ayer un médico especialista. ¿Y qué debió hacerse? "Esperar dos semanas y hacer todos los estudios de nuevo antes de operar", contestó. ¿La operación fue una decisión de los médicos o de la Presidenta? "Ningún médico hace semejante operación sin los chequeos necesarios", responde. Es probable, entonces, que aquella operación, que la somete de por vida a la ingesta diaria de medicamentos, haya sido una orden presidencial más que una decisión de los médicos.

"El problema no es tanto el tamaño del enemigo como la escasez de defensas", agrega otro médico. El enemigo es, en este caso puntual, la enfermedad. La defensa es, desde ya, el sistema inmunológico de la Presidenta. Médicos y científicos aseguran que la carga de estrés constante de una...

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