El estigma del atril y las razones por las que la CGT demora un paro

Sin consenso ni determinación para romper con el Gobierno una negociación, cuyo único rédito hasta ahora para los jefes sindicales fue blindar la caja de sus obras sociales, la CGT entrará el jueves próximo en acción por primera vez en el año, con una ambigua movilización de protesta que podría ser el puntapié de lo que sería el quinto paro general contra la gestión del presidente Mauricio Macri.Será una suerte de peregrinación. Partirá desde la Plaza Miserere, en Once, y finalizará en la avenida 9 de Julio. El reclamo no llegaría hasta las narices de la Casa Rosada, en la Plaza de Mayo, "por razones logísticas", según la hoja de ruta trazada por Héctor Daer y Carlos Acuña, los dos jefes que tiene hoy la central obrera. Los organizadores estiman una marcha pacífica y multitudinaria. No habrá escenario, ni oradores. Mucho menos un acto. Ese día la CGT publicará una solicitada en los diarios y en las redes sociales, con la consigna de defender la producción y el trabajo, y enumerará algunas fallas del Gobierno: el crecimiento de la pobreza, la escalada inflacionaria, la precarización laboral, la suba de las tarifas y la falta de un plan de desarrollo productivo.La modalidad del reclamo dista mucho de la prosapia sindical, acostumbrada a manifestaciones ruidosas musicalizadas con bombos y trompetas, que solo callan cuando algún dirigente con ascendencia lo pide desde un micrófono. El jueves no habrá líderes ni escenario. Ni siquiera primará la unanimidad de las diferentes tribus sindicales que cuestionan al Gobierno, ya que los sectores más combativos se podrían desmarcar en la misma jornada con el anuncio de medidas de fuerza por fuera de la CGT.La protesta del jueves, que aparenta tímida y silenciosa, carga inevitable con el estigma de lo que sucedió el 7 de marzo de 2017, cuando la cúpula de la CGT fue silbada y abucheada por una multitud y debió huir en medio de un clima hostil.Ese día ninguno de los integrantes del triunvirato de mando pudo finalizar su discurso callados por "el poné la fecha la puta que te parió". La exigencia del paro no fue solo retórica: militantes de izquierda coparon a los golpes el escenario y tomaron el mítico atril de la CGT como trofeo de guerra. Presionado, unas semanas después, el triunvirato fijó la fecha de lo que fue la primera huelga contra Macri.Dilatar el llamado al paro es parte de la estrategia de la conducción cegetista. "No hay que quemar todas las naves ahora", especuló un dirigente que lleva...

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