Estatismo patoteril y ramplón

Los últimos días han sido pródigos en señales sobre el avance de un intervencionismo asfixiante por parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La lógica -si se la puede denominar de esta manera- de sus actos y gestos muestra a una mandataria preocupadísima por exhibir su poder, en momentos en que éste se viene licuando progresivamente por los pésimos resultados de una gestión que enfrenta creciente inflación, niveles de actividad económica en contracción, caída del empleo en el sector privado y veloz deterioro de nuestra moneda y del poder adquisitivo de los trabajadores, además de una fuerte demanda de dólares que no es otra cosa que una huida del peso argentino.Lo más grave del caso que nos ocupa es que el intervencionismo kirchnerista no sólo ahoga aún más la actividad privada, sino que va acompañado por peligrosas dosis de autoritarismo, que cercenan las libertades individuales y que se reflejan en escraches públicos y acusaciones infundadas contra empresarios, medios de prensa, banqueros, agentes financieros y productores agropecuarios. Lo peor de todo es que quien encabeza estas actitudes patoteriles no es otra que la propia jefa del Estado.Como si los Kirchner no se hubiesen preocupado en su momento por poner a resguardo sus ahorros, invirtiendo durante años en moneda extranjera sus fortunas de dudoso origen, y obteniendo también descomunales tasas de interés por sus plazos fijos en dólares, desconocidas por entonces en el mundo, ahora la Presidenta se ha convertido en la principal cuestionadora de quienes han recurrido a operaciones bursátiles para hacerse de billetes estadounidenses, pese a ser éstas perfectamente legales.La postura presidencial asume paradójicamente, por momentos, un ataque al propio sistema capitalista, trayéndonos a la memoria la estigmatización que de él hizo el marxismo al asociarlo para siempre al habano, la barriga y la cadena de oro.Como el fuego, la pólvora, el vapor, la electricidad, la combustión interna o la fusión del átomo, el capitalismo fue un invento revolucionario, síntesis de una alquimia institucional que unió dos elementos hasta entonces aislados por los distintos absolutismos: el derecho de propiedad y la libertad individual. Al unirse, se liberó una fuerza social que conmovió para siempre los cimientos de la sociedad tradicional.El capitalismo logró desmentir a Thomas Malthus, para quien la población crecería más rápidamente que los recursos, aumentando la pauperización. Prolongó la vida...

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