Estanislao Bachrach: 'Ahora soy muy feliz y no me importa si soy éxitoso'

Esteban Rach es frágil, inseguro, vulnerable y está perseguido por misterios familiares irresueltos. Entre ellos, el asesinato de su abuelo, que presenció cuando era un preadolescente de once años.

Se diría que el álter ego de Estanislao Bachrach en la novela Random, que hoy publica Sudamericana, es la contracara del personaje público del autor, considerado por muchos un "gurú" que tiene la receta precisa para promover la creatividad y la innovación en individuos y organizaciones desde que escribió dos libros que estuvieron años en las listas de best sellers de no ficción: ÁgilMente y En cambio.

A los 45, lejos de la popularidad que le dieron sus charlas en teatros y sus apariciones en la prensa escrita, la radio y la TV, Bachrach se descubre como un hombre que duda y que todavía tiene conflictos juveniles. "Muchos están acostumbrados a ver al tipo exitoso, soberbio, el referente. Ése no soy yo. Nunca lo fui -confiesa-. Yo fui el científico empujado por su papá a ser exitoso."

Probablemente, muchos de los lectores de sus dos libros previos, que se distribuyen en varios países de América latina y Europa y se ubican en la delgada línea sobre la que confluyen la divulgación de las neurociencias y la autoayuda, se sorprenderán por esta nueva propuesta de ficción que sigue de cerca sus años como biólogo molecular. "Cuando llegué a la editorial con esto me dijeron: «¿Estás loco? Vos tenés que escribir del cerebro» -reconoce-. Y les contesté: «No tengo ganas... Ya son muchos años de hacer lo que «hay» que hacer. Si no les gusta, no pasa nada."

En realidad, Random (vocablo inglés muy utilizado en la ciencia para denominar procesos al azar, aleatorios, accidentales), una trama policial entretejida con las vivencias de un investigador que, según sus propias palabras, navega por "el lado B de la ciencia" (el de los que no llegan al descubrimiento que acaparará los titulares de los diarios e ingresará en los libros de historia, el de los que tienen que "vender" el magro producto de muchos meses trabajando 16 horas diarias en las cápsulas de Petri para obtener la beca que les permita seguir otro año en Europa o los Estados Unidos), es anterior a los títulos con los que se hizo conocido.

"Escribí esto en 2002 a modo de terapia -cuenta-. Después de mis años de doctorando en Montpellier (de mucho esfuerzo, pero con los placeres que ofrece el sur de Francia: playa, deporte, cine, mujeres, viajes en moto, París y Barcelona al alcance de la mano), me encontré...

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