El espejo del silencio

Escribo en silencio. Quiero decir: sentado ante la computadora en uno de los cuartos de la casa, escribo rodeado de los sonidos que provienen de la vida diaria y aun de los que llegan desde la calle en el atardecer, y sin embargo lo hago procurando concentrarme de tal manera que cuando lo consigo escribo inmerso en un silencio interior. Escribo tras haber releído unos cuantos pasajes de El silencio en la era del ruido, un librito de Erling Klugge que se completa con una idea proveniente de uno de los tantos oficios del autor: El placer de evadirse del mundo. Klugge no es precisamente un escapista, pero su sentido de la aventura lo ha llevado innumerables veces a refugiarse del vértigo del mundo internándose en vastas superficies del planeta y a hacer cumbre en algunos de los picos más codiciados por quienes ejercitan el montañismo. A juzgar por sus anotaciones, es un hombre de grandes soledades, acostumbrado a disfrutar de encontrarse consigo mismo en espacios abiertos como la Antártida, el Himalaya o el Everest.Hay una primera observación del autor que merece ser retenida por el lector. Cuando ha permanecido durante períodos prolongados en estos ámbitos, percibió un incremento de los sentidos. El silencio nunca es absoluto, pues si logramos la concentración necesaria escuchamos el sonido de nuestra respiración o de nuestro ritmo cardíaco del mismo modo en que lo hacen casi sin esfuerzo dentro de sus escafandras los buzos o los astronautas. Por lo demás, la ausencia de sonidos externos, incluso cuando es interrumpida por el murmullo del viento o el graznido de un ave, incrementa la concentración y permite descubrir matices de tono, textura o aun color en los objetos que nos rodean.Klugge recuerda, desde luego, la experiencia que realizó hace algunos años la artista Marina Abramovic, quien se sentó en uno de los salones del Museo de Arte Moderno de Nueva York durante horas mientras una importante cantidad de personas desfilaba a unos pocos metros de ella mirándola a los ojos y en silencio.Viví hace algún tiempo una...

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