Un espejo imperfecto para las elecciones presidenciales

Hace casi cuatro años, la oposición vivió un momento de efímero esplendor. El 10 de julio de 2011 Mauricio Macri había obtenido un amplio triunfo en la ciudad de Buenos Aires, que refrendaría en el ballottage del 31 de julio, cuando obtuvo el 64% de los votos y dejó muy lejos al kirchnerista Daniel Filmus. En el medio, el 24 de julio, el socialista Antonio Bonfatti se había impuesto por poco al macrista Miguel Del Sel, y ambos habían relegado a un pobre tercer lugar al entonces diputado Agustín Rossi. Poco después, el 7 de agosto, un José Manuel de la Sota ya esquivo a la Casa Rosada venció a Luis Juez en Córdoba, elección en la que el radical Oscar Aguad salió tercero y el kirchnerismo puro estuvo al margen.

Estos resultados llevaron a que se instalara la idea de una ola opositora que presagiaba un panorama negro para el Gobierno de cara a las primarias nacionales. Pero el 14 de agosto, Cristina Kirchner arrasó con el 50% y definió la elección antes de tiempo.

Hoy, en el último superdomingo antes de las PASO presidenciales el interrogante se vuelve a instalar: ¿cuánto impactan los resultados provinciales en las elecciones nacionales y hasta qué punto ayudan a generar un humor social que marca una tendencia?

Hasta ahora hubo comicios en ocho distritos, de los cuales en tres ganó el oficialismo: Juan Manuel Urtubey en Salta, Domingo Peppo en las PASO de Chaco y Rossana Bertone en Tierra del Fuego. La cosecha luce pobre. La oposición triunfó en las restantes cinco, lo cual permitiría pronosticar un escenario adverso para el Gobierno. Por eso Ernesto Sanz dijo esta semana que dos tercios de los votantes se pronunciaron contra el Gobierno.

Sin embargo, hay atenuantes a tener en cuenta. Primero, en esos distritos triunfaron cinco partidos distintos: el Movimiento Popular Neuquino, con Omar Gutiérrez, en Neuquén; el Frente Grande, con Alberto Weretilneck, en Río Negro; Pro, con Horacio Rodríguez Larreta, en la ciudad de Buenos Aires; la UCR, con Alfredo Cornejo, en Mendoza, y el Partido Socialista, con Miguel Lifschitz, en Santa Fe. Ninguno de los cinco tributa al mismo candidato presidencial, más allá de compartir en algunos casos frentes electorales.

El segundo dato relevante es que en esos ocho distritos, con excepción de la ciudad de Buenos Aires y, hasta cierto punto Río Negro, el oficialismo tuvo buenos desempeños, aun donde no ganó. En Neuquén quedó segundo con Ramón Rioseco...

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