La otra, mi espejo

fábrica de chicas

Autor y director: Osvaldo Peluffo. Intérpretes: Anabel Ferreyra y Verónika Ayanz Peluffo. Diseño de arte: Verónika Ayanz Peluffo. Realización de vestuario: Selva Luz Garín González. Diseño de Iluminación y Producción Ejecutiva: Compañía Farö. Fotografías: Sandra Marrusero y Emiliano Rojas. Realización de Banda Sonora: Mora Rodríguez. Sala: El Damero de Gina Piccirilli, Dean Funes 506. Funciones: sábados, a las 21.

Nuestra opinión: Muy buena

Alma y Esther trabajan en el departamento de embalajes de una fábrica, una pieza sin ventanas que recuerda a una caja cerrada, un sitio donde no circula el aire. Ellas pasan sus días armando cajas de cartón, que luego apilan, atan con hilos y envían a otro sector de la fábrica, un mundo ajeno que como espectadores no vemos. Aisladas y, al mismo tiempo, vigiladas por una cámara de seguridad que sigue sus movimientos, sólo les queda la palabra compartida.

Fábrica de chicas, la última obra de Osvaldo Peluffo, se propone narrar la vida de estas dos mujeres, ambas atravesadas por una historia y un presente de violencia física y psicológica en manos de los varones referentes en sus vidas. La obra es, al mismo tiempo, una foto de ellas y un retrato de esta época. Alma, una de estas mujeres, protagonizada por Verónika Ayanz Peluffo, no puede reconocer que su novio es un golpeador. "Me empujó, nada más", le dice a su jefa y amiga cuando llega con la mano vendada un día a la fábrica. Esther, encarnada por Anabel Ferreyra, quien aparece como consejera de Alma, a la vez trae su propia historia de represión: un padre que le enseñó a los golpes cuando ella empezaba a crecer y un marido a quien "libera" para que no cargue con el peso de su esterilidad, cuando ser madre es , cree ella, la razón de ser de toda mujer.

Esos mandatos se traman en diálogos intensos en contenido y en volumen (suenan gritos de desesperanza); por momentos, con frases que enseguida remiten a discursos típicos de una víctima de violencia, ya casi lugares comunes para reconocer en el otro, pero no siempre obvios en situaciones propias. Esther, la compañera más experimentada, intenta zamarrear verbalmente a Alma, ayudarla enfáticamente desde su saber y desde su...

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