Espacios de arte en busca de nuevos aires

Por los barrios de la ciudad de Buenos Aires se desparrama una infinidad de centros culturales, pequeñas salas de teatro y casas de artistas. Pertenecen a la era pos-Cromagnon con todo el valor simbólico y real que implicó esa tragedia en términos de habilitaciones.Algunos de estos espacios, los dedicados al teatro, fueron logrando leyes más adecuadas para sus realidades. Se trata de salas con menos de 50 butacas que funcionan en casas, galpones o típicos PH. Otros, los centros culturales, la tienen más difícil. Así es que algunos de estos espacios funcionan bajo figuras legales difusas o a puertas cerradas (y de las que uno se entera por un mail o por una recomendación). En algunos casos, se trata de una postura "política". En otros, es el mismo sistema el que los empuja a dicha situación.Los primeros, los teatros de ese circuito, están agrupados en Escena (Espacios Escénicos Autónomos). Ahí, por ejemplo, aparecen salas con nombres como Vera Vera, Abrancancha, El Perro, Defensores de Bravard o Elefante Club. En ellos se presentan trabajos que luego van a parar a festivales internacionales, con actores, dramaturgos o directores que también suelen poblar la escena oficial y comercial. De hecho, creadores como Ciro Zorzoli, Santiago Loza, Valeria Lois, Santiago Gobernori, Lorena Vega o Juan Onofri suelen trabajar en esos espacios. En la página de Escena se lee: "Si en la actualidad Buenos Aires es una de las capitales culturales más importantes del mundo, se debe en gran medida a todo lo que generan su teatro y su danza independientes. Y para potenciar esta marca distintiva, el gobierno no debería cerrar espacios sino, por el contrario, ayudar a su creación y preservación".El otro grupo se denomina Meca (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos). Ahí, por ejemplo, los espacios tienen nombres como Casa Brandon, Vuela Pez, Usina o El Emergente. Allí suelen presentarse Las Diferencias, Paula Maffia y Loli Molina, Los Hermanos McKenzie y Lola Arias. En la página de Meca se lee: "La realidad política nos obliga a tener que escondernos, a pedirle a los artistas que no comuniquen sus eventos, a los periodistas que no difundan nuestro contenido y, por sobre todo, a que la cultura independiente exista para los pocos que conocen qué timbres tocar". Y no todo queda reducido a los 35 espacios nucleados en estas dos agrupaciones. Hay muchos más.El Club Cultural Matienzo es el único que forma parte de ambas agrupaciones. Uno de sus fundadores, Claudio Gorenman, es...

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