El espacio público, con dueños y poco control

El campamento de los ex soldados en Plaza de Mayo es para el kirchnerismo lo que la "carpa blanca" de los docentes, instalada frente al Congreso en la década del 90, representó para el gobierno menemista. Con distintos objetivos, ambos reclamos se prolongaron durante años y se convirtieron en íconos de diferentes épocas sobre la ocupación indebida del espacio público, sea como herramienta de protesta o hasta con fines comerciales y personales.

La construcción a metros de la Casa Rosada, que el miércoles iniciaron manifestantes que pretenden ser reconocidos como ex combatientes de Malvinas, puso nuevamente en agenda una situación que ocurre en cientos de lugares de la ciudad de Buenos Aires: la usurpación de veredas, plazas, parques, calles y monumentos. Así, trapitos, manteros, piqueteros y hasta parrilleros, que hacen asados en la vereda para vender, imponen una única ley: la del todo vale.

El miércoles pasado, los ex soldados que acampan desde hace siete años en Plaza de Mayo desplegaron bloques, bolsas de cemento, palas y tirantes de madera y comenzaron a construir una habitación. Fue, sin dudas, la acción más insólita que haya tomado un grupo de manifestantes en un espacio público. Hasta ese día se habían visto trapitos que comercian como dueños de la calle, manteros que ganan centímetros en las zonas más concurridas, manifestantes que cortan el tránsito y originan caos, y algún asador que monta su negocio al paso en la vía pública.

En varios sectores de la ciudad existen otros acampes permanentes. Desde febrero de este año, integrantes de la comunidad qom viven en la esquina de 9 de Julio y avenida de Mayo al mando del cacique líder, Félix Díaz. Hace pocas semanas festejaron allí el Día de la Pachamama y profundizaron un reclamo que apunta al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, a quien le solicitan la devolución de tierras que, argumentan, les fueron usurpadas.

La avenida 9 de Julio se convirtió en el sitio elegido por los qom y otras comunidades aborígenes para comenzar a saldar sus reclamos, aunque con escasos resultados. "Seguimos siendo ignorados", suele decir Díaz ante la prensa. "Nosotros sabemos que es pasar hambre", agrega. A pocas cuadras de allí, en la Plaza de la República Sur, en el Obelisco, suele haber acampes. Esta zona fue víctima de numerosos episodios violentos, como los daños provocados por hinchas que festejan allí cualquier logro deportivo.

En la Plaza del Congreso ocurre algo similar: campamentos temporales...

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