Esoterismo: un fenómeno que permanece latente

"Che, ¿me tirás cartas?", pide Gimena a su amiga mientras están mateando junto a otras cinco chicas en su casa de verano en La Lucila del Mar.

Ana, la que sabe tirar cartas, trata de eludir del pedido porque estudió la lectura de Tarot hace poco tiempo como un hobby.

"Dale, que te sale muy bien", insisten las amigas, todas estudiantes o profesionales de veintipico de años. "Bueno, mezclate las cartas y elegí tres", así arranca el ritual sagrado, y las chicas se quedan silenciosas, intrigadas y ansiosas por lo que dirá el Tarot, las cartas místicas.

La lista de consultas se repite y se enfoca en la vida personal, profesional y en algunas cuestiones puntuales. "No adivino el futuro ni doy consejos", advierte Ana, y trata de limitar las sesiones, solicitadas por amigas todo el tiempo, porque la idea que tuvo cuando empezó a estudiar el Tarot fue "conocerse a sí misma" y entender diferentes aspectos de su vida.

En cambio, para Dalia F. Walker, el interés por el esoterismo se convirtió en el proyecto de su vida. Productora de cine en el pasado, hace tres años inició FE, que define como un "espacio con espíritu joven para acercase a las ciencias ocultas".

"Empecé a estudiar gemoterapia (el arte de curar a través de las propiedades que manifiestan cristales y gemas) con una profesora y después estudié Tarot", cuenta a LA NACION en su despacho del Patio Liceo, en Recoleta. Pensado como un hobby en principio, FE creció en una red de personas que vienen a los talleres y a la tienda, piden la lectura del Tarot y comparten conocimientos de otras ciencias relacionadas.

De algo oculto y secreto, que pasaba de boca a boca durante varios siglos, hoy, el esoterismo vive una especie de renacimiento, sobre todo en las ciudades grandes. Nicolás Viotti, antropólogo y sociólogo de Flacso e investigador del Conicet, vincula el fenómeno con "la gente interesada en una psicología silvestre" -manejo de emociones, pensamientos positivos y autoayuda- y encuentra sus raíces en la Argentina con la inmigración francesa y española en el siglo XIX, sobre todo el movimiento teosófico.

Hoy, el fenómeno -aunque sin estadísticas oficiales- está presente en todos lados y de muchas formas: los avisos en la vía pública y online (sólo Mercadolibre tiene más de cuatro mil); escuelas de astrología y Tarot, como la popular Casa 11; el servicio adicional en restaurantes porteños, como la lectura de la borra de café, de las manos, de las cartas. Las cuentas de Facebook y Twitter de la...

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