Escuela del patrimonio: donde se restaura el pasado de la ciudad

La madera, cuenta Adolfo Papagallo, es noble, desprende sentimientos, tiene aroma, se manifiesta al tacto y se siente cálida. Los olores, es cierto, se perciben en el primer piso de la Escuela Taller del Casco Histórico de la ciudad, mezclados con otros que provienen del pegamento y el barniz utilizados para intervenir los muebles refaccionados allí.

La madera no es la única protagonista en ese reducto de La Boca, cuna de restauradores del patrimonio histórico porteño que transmiten sus conocimientos a alumnos de todas las edades y condiciones sociales, como Adolfo. Con capacitación en albañilería, yesería, marquetería, esgrafiado, carpintería y otros oficios, la escuela taller se convirtió en uno de los lugares donde se acondicionan objetos del espacio público, vandalizados o deteriorados por el paso del tiempo.

Las restauraciones que fueron realizando los alumnos y sus maestros se pueden ver hoy en el Museo Fernández Blanco, el Museo Evita, la Casa de la Cultura (el edificio del diario La Prensa, sede del Ministerio de Cultura porteño), el Ministerio de Modernización, el Parque Lezama y el Centro Cultural San Martín, entre otros lugares. En los próximos meses estarán interviniendo distintos sectores del Museo de la Ciudad y la casa conocida como Altos de Elorriaga.

"La escuela taller rescata las técnicas artesanales y tradicionales; hasta las herramientas son rudimentarias. Acá hay cero trabajo en serie", resume el arquitecto Rubén Nuremberg, coordinador de las prácticas en la escuela y en los espacios públicos restaurados.

El lugar nació en el año 2000 con el objetivo de brindar una capacitación a las personas en condiciones de precariedad laboral. La escuela tuvo un auge en 2001 cuando la crisis arrasaba al país, pero luego el perfil de los estudiantes fue cambiando. "Conviven alumnos universitarios, adultos mayores y personas de escasos recursos. Todos hacen una suerte de corporación. Para ellos la escuela es su casa", explica el arquitecto.

En las estanterías del lugar, de dos pisos, hay cientos de moldes de balaustres y modillones. Otros encierran la colada del yeso París que les da la forma a las figuras con las que trabajan los alumnos. Dentro poseen otro molde de...

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