El error de no hacer política con Francisco

"La experiencia no tiene ningún valor ético -decía Wilde-, es simplemente el nombre que les damos a nuestros errores." El macrismo, en su breve experiencia nacional, comete algunos errores tácticos no especialmente originales: Néstor Kirchner también dedujo que Bergoglio estaba vertebrando a toda la oposición, sólo que la respuesta a esa conjura fue la hostilidad y no la indiferencia. Alguien convenció hace cuatro meses a Mauricio Macri de que resultaría mejor la lejanía y a lo sumo el frío protocolo que el acercamiento y la oreja. Francisco, por lo contrario, quiere llamados telefónicos, consultas, largas conversaciones mano a mano en Santa Marta, y que la Iglesia nunca jamás deje de ser un factor político. Durán Barba decretó en la mesa chica que el Papa no tenía peso electoral (preguntar en el domicilio de Aníbal Fernández) y entonces el malentendido quedó firme y sellado. La falta de política con el viejo vecino de Flores, hoy uno de los máximos líderes del planeta, le salió carísima al Gobierno: de sobrepique los vicarios de Pedro denunciaron que el plan de Prat-Gay había creado más de un millón de pobres, y en los últimos 20 días su Iglesia se transformó en el gran partido de vanguardia de los reclamos.

Dentro de la jerarquía eclesiástica local hay de todo, como en el peronismo, y también una cierta autonomía, pero por obvia supervivencia sus principales cuadros no dejan de mirar los gestos del Santo Padre. Que son inequívocos. Francisco transmitió a los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano su preocupación por "los conflictos sociales, económicos y políticos" de algunos países: la Argentina convive en esa corta lista incendiaria junto con Venezuela (al borde de la hambruna y de una guerra civil) y Brasil (víctima de una crisis institucional sin precedente que destituyó a su presidenta). No hay todavía un informe de daños, pero es indudable que la mención pública de un papa, y encima argentino, no llevará mucho sosiego a los inversores que intentamos seducir para que vengan y generen trabajo. Hay quienes dicen que Bergoglio fue sacado de contexto. Puede ser, pero nadie en todo caso se encargó oficialmente de desmentir el exabrupto.

Otra señal que envió, a través de distintos dirigentes, consistió en declararse secretamente alarmado por el presunto revanchismo (al estilo Revolución Libertadora) que estaría operando en su antigua nación. Este delirio (el Estado sigue plagado de kirchneristas en todos sus niveles) obliga a...

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