Un equipo desparejo: los cinco que dan la cara por la economía

El elenco de cinco funcionarios que en los últimos días debió defender en público el proyecto de blanqueo y redolarización de la construcción y el mercado inmobiliario pareció cualquier cosa menos un equipo. Pero pareciera que es el estilo de conducción de la presidenta Cristina Kirchner lo que hace que no haya un equipo. Que es ella la que no trata de limar las diferencias, sino que más bien las estimula. Las "maximiza", diría Federico Elaskar, el ex dueño de la financiera SGI, uno de los arrepentidos en la denuncia sobre supuesto lavado de dinero que implica a Lázaro Báez.Tal vez los problemas de funcionamiento del grupo de los cinco que estuvo en el centro de la atención esta semana ponen mucho más en evidencia el estilo de conducción y los desaciertos de organización que tiene Cristina Kirchner, más que las virtudes o defectos de cada personaje. Aunque parezca lo contrario.Cinco individualidades, con visiones y conocimientos del proyecto que defendían claramente parciales. Y a veces contradictorios. Además, parecen no tenerse demasiada estima. Luce como que tres generaciones se mezclan allí. Pero no es para tanto. Nadie podría ser progenitor o hijo de sus colegas, de no mediar casos de paternidad adolescente. Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, es el veterano, con 57 años. El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y su viceministro, Axel Kicillof, tienen 41 y son los benjamines, aunque este último es unos meses mayor. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, tiene 47, y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, cumplirá 56 en agosto.Pero las edades no parecen la mayor diferencia. Lorenzino, Kicillof y Marcó del Pont lucen más jóvenes de lo que son. Todos tienen pocas cosas en común, además de pertenecer a la actual administración.La más obvia es que ninguno de ellos hizo una carrera notable en el sector público antes de su encumbramiento actual. La otra es que tampoco habían tenido grandes éxitos en el sector privado. Alguno tiene experiencias modestas, como Moreno, con su ferretería Distribuidora América, o fallidas, como Kicillof con su bar palermitano. Todos se han casado -Moreno se divorció y armó nueva pareja- y todos tienen hijos.Las diferencias entre unos y otros no se disimulan ni siquiera cuando están en un escenario. En público parecen no estar hablando de lo mismo cuando defienden el principal proyecto económico que tiene el Gobierno por estos días: el blanqueo de capitales o, según la jerga kirchnerista...

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