Equidad y Calidad educativa.¿Existen en Argentina?

AutorVíctor Leyes
CargoAbogado - Docente universitario

Para contestar éste interrogante, considero necesario plantearlo mediante el método de lo particular a lo general, es decir, analizar el concepto de “equidad”, “equidad educativa”, y “calidad educativa”, para recién poder esbozar una idea al respecto.

El proceso de globalización trajo una profunda reestructuración de los esquemas normativos y cambios de reglas de juego de funcionamiento de sus mercados. Se pasó de economías cerradas a economías abiertas.

Se produjeron grandes cambios en los factores económicos, sociales y políticos de los países, fue una redefinición del rol de los Estados.

Las políticas sociales lo ponen al Estado como garante de integración social. Tiene una fuerte responsabilidad en promover marcos de contención social de solidaridad, como forma de mantener la cohesión social y evitar las fracturas, garantizando la libertad de mercado y libertades individuales.

El mercado del trabajo tuvo un papel protagónico en este modelo de integración. Se incrementaron las diferentes formas de subocupación, se precarizaron las relaciones laborales, perdiendo el carácter de relaciones socialmente protegida. Se generaron limitaciones para contener las fuerzas de trabajo del sector formal, provocando un aumento del desempleo abierto y el comienzo del creciente proceso de exclusión de trabajadores al sistema productivo.

Se produjo un creciente desencanto de la población con respecto a la democracia, principalmente por el deterioro de la imagen política e institucional.

La pobreza ocupa un lugar central en el análisis de la situación social, como resultado del escenario económico adverso. Se puede señalar a la pobreza como efecto de la crisis y como causa de todos los problemas sociales que nos aquejan.

El crecimiento económico no se tradujo en una mejora en la calidad de vida de las familias, sino que profundizó las diferencias entre ricos y pobres, alimentando a la vez los procesos de exclusión social.

Es oportuno destacar tres aspectos: a- La menor demanda de “fuerza de trabajo” asociada al crecimiento económico, b- La mayor fragmentación del mercado de trabajo y c- La precarización generalizada de las relaciones salariales. Estas características implicaron la ruptura entre el crecimiento económico y el desarrollo social, generando como lógica consecuencia la exclusión social.

Con este panorama nos encontramos los argentinos, con los apremiantes problemas sociales y consecuentemente educativos, producto de la transformación de la estructura social, desigualdad, vulnerabilidad, exclusión y ruptura del entramado social, que se ha exteriorizado en el lamentable trabajo infantil y de adolescente, proliferación de los niños en las calles y exclusión de éstos de las escuelas, lo que sin duda alguna obstaculiza la escolaridad y la posibilidad de garantizar una educación equitativa y de calidad para todos.

¿Igualdad o equidad?:

Parafraseando el texto “EQUIDAD EDUCATIVA Y DESIGUALDAD SOCIAL”, de Néstor López podemos decir que el debate sobre la equidad se instaló en el ambiente público en la década de los años noventa. En ese contexto el concepto de equidad aparece como desafiando al de igualdad, situación que dio lugar a múltiples malestares ideológicos, además de aportar confusiones en el plano conceptual.

Asimismo, una oferta educativa homogénea estuvo presente en la dinámica de conformación de los Estados Nación de la Región, como práctica cohesionante que tuvo un alto impacto en los procesos de integración social.

La capacidad integradora de esta visión igualitaria entra en crisis cuando las sociedades se van tornando cada vez más heterogéneas, y en las que la distribución de la riqueza es ciertamente injusta. Por ello en contextos de alta heterogeneidad, en que las situaciones individuales son cada vez más diversas, una oferta educativa homogénea se traduce necesariamente en trayectorias y logros sumamente dispares.

Siguiendo el análisis, Amartya Sen destaca que toda teoría normativa del orden social que haya resistido el paso del tiempo, esta sustentada en un principio de igualdad. Puede tratarse de igualdad de libertades, de igualdad en el acceso a bienes elementales, o igualdad de derechos, pero en todos los casos encontramos como factor común la búsqueda de una igualdad como horizonte. En consecuencia, lo que diferencia una corriente de pensamiento de las otras, no es el promover o no la igualdad, sino cual es el tipo de igualdad que promueve.

Se plantea así la necesidad de un debate, cuya solución es ética, respecto a cual es la igualdad que debe ser considerada.

Sen recurre a un ejemplo muy sencillo, y muy esclarecedor. Dos personas, una...

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