¿Por qué entramos en 'modo espera'?

Hace tiempo que la relación está quebrada. "En un punto muerto", define ella. El final parece inminente. Está convencida de que su pareja tiene fecha de vencimiento, pero... ¿separarse ahora, con las Fiestas a punto de empezar y las vacaciones asomando en un horizonte cercano? "No me da plantearlo ya, sobre todo por los chicos, con Navidad y Año Nuevo tan cerca. A todos -incluida a mí- nos pegaría muy mal. Y tampoco es que en casa el aire es irrespirable, la verdad es que no es que nos estemos matando. Simplemente la relación no da para más, se terminó el amor. Después de pensarlo mucho resolví irme de vacaciones y separarme después", cuenta Carla M. mientras cierra un paquete all inclusive al Caribe -probablemente las últimas vacaciones que pase en familia- que, paradójicamente, seguirá pagando muchos meses después de consumar su divorcio.

Desde hace aproximadamente un mes, y sin que nadie lo advierta de forma explícita, entramos en un estado psicológico que muchos especialistas definen como "modo standby". A partir de octubre y hasta marzo, la mayoría de las personas ingresa en una especie de parálisis y evita tomar decisiones importantes de vida, como mudarse, cambiar de trabajo o separarse.

La excusa es la inminente llegada de fin de año, que actúa internamente como un catalizador que retarda la toma de decisiones y hace posible que estos meses transcurran sin que haya cambios significativos en nuestras vidas. "No me voy a separar ahora, me voy de vacaciones y después veo", "¿mudarte? Esperá unos meses hasta que empiece el año", "no irás a cambiar de trabajo justo en noviembre", son algunas de las frases típicas de esta época del año.

Probablemente todos podamos reconocernos en alguna de aquellas situaciones. Pero ¿por qué se da esta limitación psicológica? Según la socióloga Graciela Chiale, "la inacción que caracteriza a este período standby que empieza hacia fines de octubre puede darse tanto por motivos individuales como sociales", sostiene. "Entre las influencias sociales, están las relacionadas con la política y la economía. La idea de caminar con pies de plomo, por las dudas de que pase algo está muy difundida. Y entre las individuales, sin duda la finalización de un año y el inicio de otro está atravesada por las Fiestas y las vacaciones. La primera suele ser movilizante porque los conflictos familiares se agudizan o actualizan en estas celebraciones, y en la segunda la soledad puede ser patética", plantea la autora de Procastinación: el arte de postergarse en la vida.

"El final del año, el comienzo de un Año Nuevo, el inicio del año laboral, son convenciones compartidas por la sociedad. Son momentos que parecen indicar un comienzo o un fin de algo, y entonces es un tiempo propicio para plantearse...

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