Las enseñanzas de la tragedia

A casi dos meses de la desaparición del submarino ARA San Juan en las aguas del Atlántico Sur, las posibilidades de hallarlo son muy remotas, y por eso resultan estériles y dañinos los serios conflictos que el trágico acontecimiento produjo en el ministerio del área y entre los máximos oficiales superiores de la Armada.

Lo primero que cabe acotar es que las 44 valiosas vidas que se perdieron y el propio submarino se habrían preservado si esos enfrentamientos a raíz del estado del ARA San Juan se hubieran producido antes de que zarpara de Ushuaia para emprender la que sería su última misión, consistente en proteger el mar Argentino de los buques pesqueros que lo depredan.

De todos modos, la tragedia y las pugnas consiguientes no son más que un fiel indicador del estado de abandono y del deterioro moral y material en el que cayeron nuestras Fuerzas Armadas tras décadas de penurias presupuestarias y pisoteo por parte de las autoridades políticas. En vez de ser consideradas el brazo armado de la Nación se las convirtió, sobre todo durante los años del kirchnerismo, en un estorbo, al que era preciso degradar y que debía generar el menor gasto posible.

Esa situación de crudo aislamiento se tornó evidente durante el drama del San Juan, pues el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, teniente general Bari del Valle Sosa, ambos de pobre desempeño, dejaron transcurrir varias semanas hasta referirse a la tragedia.

En un primer momento, como se recordará, la Armada no fue explícita cuando comenzó a informar oficialmente la suerte corrida por el San Juan, responsabilidad que de ninguna manera le cabe al esforzado vocero de la fuerza, capitán de navío Enrique Balbi, quien se desenvolvió en soledad pero con solvencia.

Primero se habló de una pérdida de contacto con el submarino. En aquellas jornadas iniciales llamaba la atención que no se hubiera dispuesto en forma inmediata el operativo de búsqueda y rescate.

Luego de que un respetado organismo internacional divulgó que en la zona se habían registrado ondas sonoras equiparables con una explosión, la información se volvió más realista. Finalmente, alguien de la Armada filtró al periodismo el mensaje secreto en el que el San Juan comunicó que por el snorkel había ingresado agua en el tanque de baterías y hubo un principio de incendio, que fue dominado, por lo cual continuaba rumbo a su base, en Mar del Plata. A partir de ahí...

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