Enrique Blaksley: ascenso y crisis del financista que manejaba la plata de los inversores VIP

En la mañana del sábado 26 de noviembre, Enrique Blaksley, de 51 años, el hijo mayor de una familia de 14 hermanos criados a metros de la Catedral de San Isidro y fundador de Hope Funds, un pulpo financiero que llegó a manejar 50 millones de dólares e inversiones de una enorme red de contactos que incluye amigos y parientes, recibió su segunda amenaza pública en siete días: un aviso fúnebre del diario Clarín lo daba por muerto y saludaba a su familia y a sus socios "en este difìcil momento".

La pesadilla lleva por lo menos dos años. Entrador, audaz, astuto, buen deportista, ex tres cuartos del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) y sin otra formación académica que el paso por el bachillerato del colegio El Salvador, Blaksley se embarcó en este negocio en 1989, cuando advirtió que los numerosos ejecutivos de cuentas que le reportaban en la compañía aseguradora donde trabajaba podían también vender otro tipo de productos financieros. Se convirtió así en el mejor de todos y en el demiurgo de una empresa que, bajo la tutela de esa aseguradora, con la que tiene contrato a través de la firma Hope Funds Team Investment, ofrecía a los ahorristas una cartera diversificada en economía real que podía ir de hoteles a restaurantes o barrios cerrados.

Su emporio es desde entonces la historia de un proyecto que salió mal. Blaksley acumula ya cuatro denuncias en la Justicia -una por presunto lavado y evasión y otras tres por defraudación o estafa- y más de un centenar de clientes le reclaman lo más elemental de una inversión: cobrar al menos el capital de lo que se destinó a los proyectos. Para inversores reacios a blanquear el origen de sus ingresos parecía en un principio el paraíso terrenal. Hope Funds es lo que el mercado financiero conoce como private equity funds, emprendimientos que, por fuera de la regulación estatal pero sin cruzar la frontera de la ley, ofrecen a los ahorristas tasas imposibles de alcanzar en el circuito formal. El de Blaksley, por ejemplo, llegó a retribuir entre 7 y 12% anual en dólares, dos puntos por encima de lo que retribuye aquí el mercado informal de las cuevas. La medida que seguramente contribuyó para que muchos de los creyentes de Hope Funds hayan decidido finalmente retirar sus apuestas fue el blanqueo que impulsa el Gobierno. Se sabe desde el crack del '29: nadie resiste una corrida.

Las características del caso -resonante porque involucra a artistas, gente del mundo del polo y del espectáculo, parientes del propio dueño del grupo y ejecutivos de empresas de primera línea- lo dejan por ahora bastante lejos de las metáforas que han elegido sus enemigos: Blaksley no parece ser todavía "el Bernard Madoff argentino", aquel estafador que terminó preso luego de engañar deliberadamente a las autoridades de los Estados Unidos y cuyo fraude ascendió a US$ 52.000 millones. Hope Funds admite hasta ahora 53 casos de reclamos por US$ 2,5 millones, aunque abogados que...

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