Un enfoque que está lejos de los esoterismos

El psiquiatra Jorge Rovner es budista desde hace más de 30 años. "Siempre pensé que era algo que me concernía solo a mí, pero fui viendo que los pacientes lo recibían muy bien, más allá de sus propias creencias", cuenta.

Su iniciativa se inserta en una corriente que está avanzando en diferentes países, "alejada de cualquier tipo de chamanismo -subraya-. Para nosotros no se trata de «energía», «chacras» y esas cosas".

Según el especialista, el budismo, de hecho, nace como una psicoterapia: una meditación sobre cómo funciona la mente, creadora del propio sufrimiento. "El Buda [un apelativo que significa «iluminado», pero en la tradición budista es «trascendido» o «cesado», porque dejó de transitar la codicia, el apego, el rechazo] decía: «He dedicado mi vida a dos cosas: analizar el sufrimiento y el cese del sufrimiento»."

El aspecto central de la psicoterapia budista es la "desidentificación de la propia mente".

«Creemos que somos aquello que pensamos, pero lo que pensamos es lo que hemos sido entrenados a pensar -destaca Rovner-. Nuestra práctica psicoterapéutica es básicamente moral. El dolor físico tal vez sea inevitable; lo que es evitable es asociarlo con una serie de ideaciones: «pobre de mí», «por qué me ocurrió a mí...». Se trata de tomar distancia de las creaciones de la propia mente. Es estar dentro de la realidad tratando de no nominarla, sino...

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