Enérgicos reclamos, ninguna propuesta concreta

A sólo 140 días de la asunción de Mauricio Macri como presidente de la Nación, las distintas centrales sindicales llevaron ayer a cabo un multitudinario acto cuyo eje fue la protesta contra la inflación y los despidos, pero en el que las propuestas concretas brillaron por su ausencia.

La movilización se apoyó en los tradicionales aparatos de las entidades sindicales, que fletaron numerosos micros para garantizar la concurrencia, y en distintas agrupaciones políticas, tanto del peronismo, incluidos sectores afines al kirchnerismo, como de la izquierda. Pese a que la concentración fue planificada originalmente como una celebración por el Día del Trabajador, que se conmemorará mañana, derivó con el correr de los días en un clara presión contra el Gobierno, sometido a una suerte de test de gobernabilidad.

Por si existiese alguna duda de que se trataba de un mensaje dirigido al Poder Ejecutivo Nacional, en sus discursos, los diferentes oradores se ocuparon de ponerlo de manifiesto. Y ni siquiera faltaron las amenazas sobre posibles medidas de fuerza, al mejor estilo de los 13 paros que encabezó Saúl Ubaldini contra el gobierno de Raúl Alfonsín en la década del 80.

"Al que se ponga enfrente de los trabajadores, lo vamos a enfrentar", enfatizó el secretario general de la CGT Azopardo, Hugo Moyano. El líder estatal y de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, advirtió que si el Presidente veta la ley antidespidos, que tiene media sanción del Senado, se agudizará la lucha y podría haber un paro. El titular de la CTA de los Argentinos, Hugo Yasky, también defendió ese proyecto y le advirtió a Macri que si no lo refrenda, saldrán "a la calle a pelear".

Sorprende el tono de esas declaraciones frente a un gobierno que apenas lleva algo más de cuatro meses de gestión y que ha adoptado un estilo de relacionamiento con los sectores sindicales claramente diferente del instrumentado por la administración kirchnerista.

Nadie puede negar ni coartar el derecho de la ciudadanía a expresarse libremente y a reclamar lo que considera justo. Pero las medidas de fuerza no deberían ser la regla, sino estar reservadas para circunstancias excepcionales. Especialmente, cuando las puertas del actual gobierno han estado abiertas al diálogo.

Llama la atención la hipocresía de algunos dirigentes sindicales que, como Antonio Caló y Hugo Yasky, hoy protestan contra la inflación y los despidos, pero fueron grandes aplaudidores durante toda la gestión de Cristina Fernández de Kirchner...

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