Energía: un derrotero previsible que termina en una profunda crisis que se podría haber evitado

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"El hombre -dice Carl Jung en su majestuosa obra El hombre y sus símbolos- emplea la palabra hablada o escrita para expresar el significado de lo que desea transmitir. Su lenguaje está lleno de símbolos, pero también emplea con frecuencia signos o imágenes que no son estrictamente descriptivos". Dice este discípulo suizo de Sigmund Freud que hay algunos que son meras abreviaturas, como ONU o Unicef, y otros, marcas o nombres. "Aunque estos carecen de significado en sí mismos, adquirieron un significado reconocible mediante el uso común o intención deliberada".

Dicho esto, pues valdría la pena preguntarse qué significado le asigna la Argentina a la frase "crisis energética". O mejor, qué se representa alguien que escucha estas palabras. No se trata de llevar al diván a la sociedad, sino de aproximarse a un problema que seguramente empezará a tener otra consideración desde este invierno. Hasta ahora, fue un tema del que solo alertaban los especialistas; desde los primeros fríos de este invierno, Jung podrá concluir que esos vocablos se llenaron de simbolismo.

Sucede que llegan tiempos críticos ya no solo para el sistema energético argentino. Por primera vez, los síntomas de la crisis se apreciarán en la industria, en el GNC, en las finanzas, en el nivel de actividad, en la inflación y el bolsillo del usuario y, finalmente, en el debate político, incluso dentro del oficialismo. Con este panorama, lo único que resta es esperar que el frío no sea extremo en los meses que vienen. Alguna vez el argentino medio miraba el riesgo país, pero es probable que ahora se detenga en el pronóstico del tiempo.

En escenario posible es que se pueda racionar el GNC en el invierno

No ha sido fácil explicar una crisis invisible y, de hecho, la política jamás logró poner el tema en consideración. Pero la secuencia podría resumirse así. La Argentina dejó de pertenecer al selecto grupo de países con soberanía energética en 2009, de la mano de las presidencias del matrimonio Kirchner y de sus gestores Julio De Vido, Roberto Baratta y Guillermo Moreno. Ese estatus lo había conseguido en 1989. "Desde 1907 a 1989 la Argentina no tuvo autoabastecimiento, salvo un período corto en la presidencia de Arturo Frondizi. En 1989 se logró ese hito, que se mantuvo 20 años", dice Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas.

Entre los años 70 y 80, recuerda Lapeña, se dio lo que podría llamarse la revolución del gas. "Hubo una fuerte expansión a partir del descubrimiento de Loma de la Lata. Se construyó infraestructura de transporte y se conectaron millones de hogares a la red. De acuerdo a los...

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