El enemigo más temible de Macri

El hombre avanza paso a paso por el lago de aguas congeladas y cada tanto escucha a su alrededor ruidos escalofriantes: crac, crac, crac. Y vuelve la vista y mira las rajaduras que se abren como una telaraña, y baja los ojos y comprueba que el hielo sobre el que camina es sumamente delgado. Más vale que no eche a correr, porque la placa podría quebrarse y porque entonces el hombre se hundiría en un hueco de aguas gélidas y mortales; debe elegir la dirección más adecuada y seguir adelante con mucho cuidado si quiere alcanzar la otra orilla y no perecer en el intento. La metáfora cinematográfica, que no elude los factores del azar y de la suerte, le sirve a un estudioso de las encuestas de fondo para explicar el desafío de y el extraño momento que experimenta la Argentina. Agrego algo de mi cosecha; acontece una insólita "conjura de los necios" para que gane las la Pasionaria del Calafate. No se trata, por supuesto, de una verdadera conspiración, sino de un mecanismo inorgánico, pero suicida: por miedo a ella, sus principales enemigos lo estrangulan a él. Dinámica de lo impensado, como diría Dante Panzeri. Aterrados por la posibilidad de que Cristina gane, los mercados repudian los bonos y le suben el riesgo país a Macri. Por la misma razón, los empresarios se dolarizan y fogonean así la inflación, que complica aún más el panorama electoral de . Por espanto al chavismo, el Fondo crea un programa de rescate, pero le ata las manos a quien quiere proteger, permite el deslizamiento y hasta toma distancia de sus propias culpas declarando su "decepción" en un informe que acaban industrializando los opositores más extremos. Galvanizados por esa sombra cristinista, los inversores que creen en el oficialismo no le aflojan ni un centavo, y si en las primarias llegara a perder, echarían a volar y provocarían una corrida terrorífica contra el peso. Que en lugar de perjudicar a la dama tan temida le terminaría haciendo un invaluable favor. Asustados porque la arquitecta egipcia regrese con su delirante régimen y su sed de venganza, politólogos, economistas y otros opinadores profesionales se enfurecen con el Gobierno y ponen la lupa solo en sus errores (que los hubo y muchos), pero hablan y escriben como si en la actual adversidad argentina no hubieran influido el tremendo pasado ni las bruscas turbulencias internacionales. El miedo no es zonzo, pero a veces nubla. Aunque resulta esencial una prolija discriminación. Hay quienes genuinamente fustigan por...

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