Encuentro fortuito y melancólico

"Estamos todos tan muertos de miedo que nadie quiere intervenir en el espacio del otro." La frase que Julio Baccaro pronunció para hablar sobre los roles en el teatro -algo de correrse de la dirección cuando a uno acepta jugar el rol de actor- bien podría aplicarse a lo que a él mismo le sucedió un año atrás, cuando se cruzó en una plaza de Barrio Norte con una chica que estaba notoriamente compungida. El director teatral dudó un segundo en volverse para preguntarle si la podía ayudar; la timidez pudo más y siguió su camino.Pero la imagen lo sedujo y lo empujó a crearle una historia. Este es el prólogo de Como si fuera nadie , la pieza que hoy sube a escena en el patio del Centro Cultural Caras y Caretas que escribió y dirige el propio Baccaro, y para la que convocó a Hugo Cosiansi y Yael Ken, los responsables de darle vida a ese encuentro fortuito que el director se animó a llevar más lejos en el escenario que en la vida real."A medida que me iba alejando de ella, comencé a preguntarme qué podría haber pasado si le hablaba, y la cabeza se me llenó de posibilidades: entre gente que no se conoce puede haber desconfianza, timidez, uno empieza a preguntarse qué le estará pasando al otro a partir de lo que ve de uno. Así, una idea se fue hilvanando con otra y me puse a escribir, aunque hacía mucho que no me metía en la escritura teatral", cuenta Baccaro, que bien podría haber encarnado a uno de los personajes, pero supuso que ya era mucho escribir y dirigir como para agregarle la actuación.Ricardo y Mariana se van revelando de a poco hasta que quedan tan cual son y se descubren como dos seres que tienen en común su amor por la literatura y casi viven a través de las historias que los libros les brindan. La historia tiene colores melancólicos, aunque llenos de vida, casi los mismos tonos a los que recurre Baccaro para hablar de su vínculo con lo teatral. "A mí el teatro me gusta desde cualquier lado, puedo escribir, dirigir, actuar o enseñar, es mi lugar de pertenencia", resume...