El encuentro de dos personas diferentes

Vienen de mundos y de formaciones muy distintas. El Papa se formó en la Iglesia latinoamericana más cercana a los pobres que a los poderosos, aunque nunca se dejó confundir por las teorías marxistas ni, mucho menos, por la insurgencia armada. Sintió cierta admiración por el Perón conciliador y patriarcal de los años 70. El Presidente nació y creció entre empresarios y se educó en la escuela del pensamiento liberal, aunque el ejercicio de la política lo sensibilizó frente a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Los dos se encontraron ayer por primera vez desde que uno es el jefe de la Iglesia Católica universal y el otro es el presidente de los argentinos. "El Papa fue extremadamente cordial", repitió luego el Presidente. "Aquí falta alguien", le recordó el Papa a Macri cuando vio a su esposa, Juliana Awada. Faltaba la hija del Presidente, Antonia, a quien Francisco tuvo varias veces en brazos. Ayer, por primera vez, un presidente argentino fue recibido como se recibe a los presidentes en el Vaticano, con el interminable boato de su ceremonial. Un dato que el Pontífice dejó caer, como al pasar, sobre la mesa. El Presidente se fue con la impresión de que el Papa podría visitar la Argentina en el primer semestre de 2017.

Nunca se llevaron mal, al revés de lo que cuenta la leyenda urbana. Ni siquiera existió la diferencia tan evocada por la unión civil entre personas del mismo sexo, que Macri dejó que ocurriera en la Capital. Ésa no es una cuestión conflictiva para el Papa. "Son decisiones de los gobiernos para resolver problemas de la sociedad", decía el entonces cardenal Bergoglio. Sí lo es, en cambio, el uso de la palabra matrimonio para esas uniones.

Sin embargo, la confusión tiene sus argumentos. El entonces cardenal Bergoglio debió endurecer su posición sobre la unión civil en la Capital luego de que su posición moderada perdió una votación en la asamblea episcopal (la única vez que fue derrotado en ese cuerpo). El sector conservador de la Iglesia argentina llevó el asunto a Roma y el cardenal temió que le cayera una intervención. Si eso hubiera sucedido, hoy no existiría el papa Francisco. Bergoglio endureció sus expresiones, entonces, por una cuestión interna de la Iglesia, no por un problema con Macri. Ése es el trazo verdadero de la historia.

Hubo desde que asumió Macri la impresión de un papa distante del nuevo presidente argentino. ¿Existió esa distancia? El problema fue la comparación con los amores tan aparentes como...

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