Encontrar un rumbo para la nación

Un país vive en condiciones de inseguridad cuando enfrenta peligros a los que no sabe cómo responder. Estas condiciones de inseguridad pueden ser ocasionales o estructurales. Cuando son ocasionales -un huracán, por ejemplo- destruyen, pero eventualmente pasan. Cuando son estructurales, en cambio, parece que desaparecen, pero en el fondo subyacen. Si subsiste la inseguridad en la Argentina, ¿es ocasional o estructural?

Las condiciones ocasionales de inseguridad no por ser en principio pasajeras podrían no ser graves; una guerra, por ejemplo, se podría perder. Pero en un país como el nuestro, no sometido a peligros externos inminentes, cabe todavía la pregunta sobre su vulnerabilidad, no ya porque otros países lo amenacen, sino por su propia endeblez, por su intrínseca fragilidad. Ningún otro país nos amenaza. ¿Somos por eso invulnerables? ¿O nuestra principal amenaza es, justamente, que nos sentimos invulnerables?

Cabría, además, calificar los riesgos. Nada dice que los argentinos afrontemos hoy el riesgo de sucumbir como nación, tal como ocurrió en los albores de nuestra independencia, pero esto no quiere decir que no esté en peligro alguna otra meta que también consideramos importante y que tal vez habíamos relegado. En este punto, la lista podría alargarse. Si nos calificáramos honestamente, ¿cuál sería nuestra nota no ya en deporte, donde a lo mejor sobresalimos, sino en ciencia o en educación? ¿Cómo sería nuestro desempeño a lo largo de "todo" el boletín de calificaciones?

Estuvimos, al nacer como nación, bajo el peligro inminente de sucumbir frente a los peligros externos. Desde otro ángulo de mira, esta circunstancia nos brindó la energía para resistir. Hoy ya no estamos en peligro inminente. ¿Se nos ha ido también esa épica sensación de urgencia que nos acompañó al nacer? ¿Estamos, en cierto modo, huérfanos de ella?

La Argentina tuvo al nacer héroes que se identificaron con su destino, que estuvieron dispuestos a vivir y morir para ella. Esta generación de los fundadores, ¿acaso ha sido reemplazada? En todo caso, ¿por quiénes? ¿Por nosotros mismos? Pero ¿quiénes somos "nosotros mismos"? ¿Otra generación? ¿Y cuáles serían nuestras "otras" cualidades?

Quizás el principal desafío de la generación actual de los argentinos sea definirse otra vez ella misma, redescubrir su identidad. Si pudimos pensarnos al principio como "una nueva y gloriosa nación", esta etapa ya fue cumplida. Lo que ahora cabe es pensarnos como una nación de edad...

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