Empleados desincentivados

En mal Estado

En los últimos años el Estado volvió a intervenir en la economía, pero con un plantel de empleados públicos deshilachado, que perdió a sus mejores profesionales y sin incentivos. Es como ir a la guerra con un ejército desarmado. Según la Cepal, Argentina es el país de América latina que menos gasta en sus agentes. En Estados Unidos, el 17 por ciento de los ciudadanos son empleados públicos; en Inglaterra, el 12; en Brasil, el 8, y aquí sólo el 5.

A pesar de que el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner y el de Cristina Fernández han mostrado una mayor vocación que sus antecesores en que el Estado intervenga en la economía, en sus años de gestión no avanzaron en la reformulación de una burocracia estatal que había sido desarticulada en la década del noventa. Según datos de Cepal, la Argentina es el país latinoamericano que menor porcentaje de su producto bruto interno destina al pago de remuneraciones de los trabajadores estatales de la administración central. En Brasil, la masa de remuneraciones de los empleados públicos nacionales representa el 4,5 por ciento del PBI; en Uruguay, el 4,4 por ciento; en Argentina, apenas el 1,8 por ciento. En el país hay pocos empleados públicos en relación al peso de su economía y al total de habitantes, si se lo compara con el promedio internacional. En Estados Unidos, el 17 por ciento de los ciudadanos son empleados públicos; en Inglaterra, el 12 por ciento; en Brasil, el 8 por ciento y en Argentina sólo el 5 por ciento trabaja para el Estado. Además, las remuneraciones de los empleados públicos, que habían sufrido una enorme erosión en la década pasada, volvieron a caer en términos reales desde la salida de la convertibilidad.

Entre 1991 y 1999, con despidos y promociones de retiros voluntarios, la planta de empleados estatales nacionales, provinciales y municipales perdió 200 mil trabajadores, un 10,2 por ciento del total. Según Cepal, Argentina es el segundo país latinoamericano, después de Chile, que más empleos públicos eliminó durante los noventa. En ese período Brasil, país que suele poner de ejemplo la derecha local, duplicó su plantilla estatal, pasando de 2,7 millones a 5,4 millones de empleados. El Estado argentino no sólo deterioró su plantel en cantidad, también en calidad. Una gran parte de los empleados que se fueron en los noventa lo hicieron vía sistemas de retiro voluntario, en los que se entregaba una indemnización especial a los que elegían...

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