El empate en Córdoba, con el vaso por la mitad

CÓRDOBA.- Qué duda cabe: Independiente se afirmó definitivamente en el riesgoso césped, en el peligroso terreno de la B Nacional. Ya no trastabilla como antes, casi sin darse cuenta. Ya no se derrumba como antes, casi sin proponérselo. Desde la llegada de Omar de Felippe, el elenco de Avellaneda tiene una mayor dosis de confianza. Es sólido atrás y entusiasta adelante. No es, todavía, un buen equipo. No derrocha confianza. Ni actitud, ni templanza. Está en vías de desarrollo. No toca el techo, aunque tampoco se arrastra por el suelo. Anoche, sin ir más lejos, perdía. No encontraba la brújula. De pronto, empató. Robustecido, se puso arriba en el marcador. Sin embargo, no lo remató. Se retrasó, como aquellos equipos que todavía no se sienten del todo seguros. Le empataron. Y casi, casi, en el final, un envío de Sánchez Sotelo lo pudo dejar con las manos vacías. El 2-2, al fin de cuentas, es como aquel vaso que tiene el agua por la mitad. Está medio lleno, según algunos. Está medio vacío, según otros.Tal vez le falta la audacia final. Esa que cuentan aquellos conjuntos que se llevan el mundo por delante, que arrebatan todo lo que encuentran a su paso. Todo eso es cierto. Como también lo es que antes, seguramente, apenas un mes atrás, esta clase de partidos solía perderlos. Se tropezaba ante la mínima dificultad, algo que ahora no ocurre.No empezó nada bien. Ya le había ocurrido el lunes que pasó, cuando comenzó con el pie izquierdo, con aquel cabezazo de Garnier, en el 1-0 de Sarmiento. Al final, el equipo rojo reaccionó y ganó. Anoche, la historia iba por el mismo sendero: primero espinas, luego rosas. Un tiro libre de Fredrich desnudó la incapacidad defensiva de Independiente para la marca en zona. Ganaba la T, que hasta pudo elevar la cuenta, pero el equipo cordobés es ambicioso, pero tosco. Ataca en la confusión, se defiende con uñas y dientes. No suele pensar: actúa. En ese campo, entonces, no sólo no lo definió con inteligencia, le regaló la pelota y el campo a Independiente. Y con el balón, el conjunto de...

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