Emergencias Sociales

AutorDavid Green
Páginas51-84
12 de agosto de 1994, Ediciones Cinco.
Exposición de David Green en la Primera Escuela de Psicología
Social1
Natan Sonis: –Yo quiero presentar de algún modo la reunión de
hoy, diciendo que había un filósofo que dijo: “No a la vida que tie-
ne miedo de la muerte y se mantiene pura de la devastación, sino
que la soporta y en ella sabe conservarse”. Los efectos del atentado
que conocemos no terminaron con la explosión, recién ahora aso-
man; y sabemos que toda situación de crisis va a posibilitar que
surjan conflictos que están latentes. Kaës, también dice que produ-
cido el momento de irrupción de la crisis, la historia y los recuerdos
reaparecerán, revelando las causas, sus orígenes e incluso también
sus soluciones y ahí es donde recordaremos las grandes fracturas de
lo que idealizábamos, antes era una superficie lisa. El efecto social
de esta catástrofe, pensamos que debemos medirlo y abordarlo so-
cialmente; no se trata de evitar una catástrofe, sino de prevenir que
sus consecuencias sean las menores posibles; impedir, por ejemplo,
que sea el rumor el que maneje la angustia, impedir que el terror
quiebre los lazos sociales. Para esto tenemos un invitado, que yo
Emergencias sociales
David Green
quiero presentar, que es el Dr. David Green. David es Doctor en
Psicología Clínica en Israel, docente de la Universidad de Bar Ilán
en Tel Aviv, docente con años de experiencia en materias de pre-
vención, de adolescencia, de temática sobre la drogadicción y es
experto en intervenciones en tiempo de crisis. La idea es con él, po-
der abordar algo de este fenómeno que tiene de inédito, el tema de
la crisis. La idea es escuchar y luego se invita a poder conversarlo,
a hacer un intercambio.
David Green: –Buenas noches. Me siento halagado de haber sido
invitado al Instituto Pichón-Rivière, del cual debo admitir, no co-
nozco más que el nombre y un poco de la labor que han estado ha-
ciendo y de su filosofía, espero que después de esta conferencia
aprenda acerca de su manejo.
Yo llegué a la Argentina después del cual ya les habló Natán; y
quisiera empezar mi exposición, que es más a nivel académica, ha-
ciendo una referencia o citación de un poema de Jorge Luis Borges,
que encontré por pura casualidad, dos días antes de salir para acá le-
yendo en Israel. Y dice Borges en un poema que se llama Límites:
“Si para todo hay término y hay tasa, y última vez, y nunca más, y
olvido, quien nos dirá de quien en esta casa, sin saberlo nos hemos
despedido”. El seguramente no lo escribió sobre la casa de la AMIA
que cayó, pero ustedes que vivieron, ustedes, tanto como personas
relacionadas de alguna forma a la institución, argentinos o como se-
res humanos, mucho de ellos y de nosotros sabemos de quien nos
hemos despedido.
Este atentado ha despertado en la Argentina, de acuerdo a la
información que tengo interés en la intervención de casos de desas-
tre o casos de crisis, y esa es la razón por la cual me encuentro acá,
tratando de compartir mis conocimientos con los profesionales ar-
gentinos. Tal como se mencionó anteriormente, espero que después
de mi exposición podamos dialogar y me encantaría sus preguntas
y referirme a ellas, aunque me imagino que a la mayor parte no ten-
go respuestas, pero las preguntas me gustaría escucharlas.
Quisiera empezar mi exposición hablando de los estados de cri-
sis. Y diría ya que la personalidad no se desarrolla, no evoluciona en
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progresión sino en una sucesión de etapas diferenciales. Entre las
diferentes etapas hay un intermedio transicional al cual nosotros
llamamos crisis. La definición etimológica proviene del latín y del
griego, y de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española,
se dice que crisis en una mutación considerable en el desarrollo de
procesos físicos, espirituales o históricos, momentos decisivos, si-
tuación dificultosa o complicada. Por supuesto que hay otras defi-
niciones de crisis, pero la del diccionario siempre es bueno para
crear una definición más básica.
Hay dos tipos básicos de crisis. Una es la crisis de desarrollo,
que llamamos crisis transaccionales, que son las crisis que se pre-
sentan las diferentes etapas del desarrollo humano: entre la infancia
y la adolescencia y la edad adulta, la vejez, la muerte, etapas de de-
sarrollo como la paternidad o la maternidad, etapas de desarrollo
en las cuales una persona entra a una institución, como la Univer-
sidad, o sale de una institución, esas etapas son inevitables en la vi-
da. Las transiciones a las cuales me refiero en este momento son
parte integral de nuestro desarrollo humano, y aun aquellas que
queramos evitarlas no lo lograremos hacer jamás.
Las otras crisis, son crisis que llamamos situacionales, las cua-
les se producen en una forma inesperada y no planteadas general-
mente, tales como la pérdida de trabajo, dislocación urbana –y des-
pués de vivir un poco en Buenos Aires me imagino que ustedes co-
nocen qué es una dislocación urbana, un embotellamiento del trán-
sito, etc.– enfermedades, abandono, violación, muerte, guerra, y
por supuesto desastres. Las situaciones difíciles pueden producir
lo que lamamos, y de acuerdo a la escuela psicológica a la cual uno
pertenezca, llamamos o estrés o angustia, escojan el término que
prefieran.
Las crisis se caracterizan por una desorganización de la conduc-
ta, tanto del individuo como del grupo, y en ambas categorías, en las
crisis transaccionales y en las crisis situacionales. Lo que es claro es
que en cualquier situación en la cual se crea una crisis, tenemos un
continuo en el tiempo, y hay dos polos: el polo de antes de la crisis y
el polo de después de la crisis, cuando la crisis se presenta en el cam-
bio entre ambas fases. La mayor parte de nosotros conocemos el me-
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