Un embajador actuó de enlace entre Kirchner y los Ciccone para negociar

http://www.lanacion.com.ar/1559229-escandalo-ciccone-una-trama-de-poder-dinero-y-ambicionSe trata del actual embajador argentino en Uruguay, Dante Dovena, hombre de máxima confianza de Néstor Kirchner. Fue Dovena quien intermedió entre el ex presidente y la familia Ciccone, en uno de los intentos por rescatar a la imprenta.El protagonismo hasta ahora secreto de Dovena se prolongó durante meses, a principios de 2010, hasta que chocó con una negativa tajante de Kirchner, quien frenó sus esfuerzos con una frase que pareció anticipar lo que vendría.http://www.lanacion.com.ar/1503423-es-oficial-la-expropiacion-de-la-ex-cicconeEl rol de Dovena, confirmado por dos miembros de la familia Ciccone y un allegado del propio embajador a LA NACION, que accedió a documentos firmados ante escribano público, concluyó de manera abrupta en octubre de 2010. Por entonces, Alejandro Vandenbroele, el presunto testaferro del entonces ministro de Economía, Amado Boudou, comenzaba su desembarco en la imprenta.Íntimo amigo y espada política de Kirchner desde sus años comunes en Santa Cruz, Dovena mantuvo múltiples reuniones con los fundadores de la imprenta, Héctor y Nicolás Ciccone, y el yerno del segundo, Pablo Amato.Los Ciccone apelaron a Dovena, como antes también lo habían intentado con el entonces presidente de Aeropuertos Argentina 2000, Ernesto Gutiérrez, a quien le entregaron las riendas y -acciones- de la imprenta a cambio de que los ayudara a restablecer la relación con la Casa Rosada.Dovena -entonces diputado nacional- no plasmó su nombre en un convenio con los Ciccone, pero sí lo hizo Víctor Pirillo, quien sólo meses después también lo acompañó en la embajada en Montevideo. El convenio se firmó el 8 de abril de 2010 y el escribano de confianza de los Ciccone, Carlos Luaces, certificó las firmas, según corroboró LA NACION.Entre otros puntos, en el convenio se plasmó que Pirillo tomaría el 5% de las acciones, un amigo de los Ciccone y del propio Pirillo se quedaría con otro 5%, mientras que la familia fundadora se comprometía con otro 20% adicional, pero sin detallar su destinatario.El convenio en sí carecía de validez legal alguna. La empresa se encontraba en concurso de acreedores, con un juez y un síndico al frente. Pero para los Ciccone fue una forma de plasmar su compromiso frente a Dovena y, esperaban, frente a Kirchner. D'Annunzio ofreció otra versión a LA NACION. "Únicamente servía como una carta de presentación ante terceros." Es decir, como un instrumento para...

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