Elogio de un espíritu apasionado

Era una comida entre periodistas (dos parejas de mujer y varón, una española, otra argentina) y, arropados por la calidez del malbec y estupendas carnes asadas, se hablaba de cuestiones relacionadas con el futuro del oficio: la influencia de los medios digitales en los modos de escritura y selección de temas, las preferencias cambiantes de los lectores, el furor con el que se abrazan novedades efímeras (hace siete u ocho años, quien no tenía un blog no existía). De pronto el periodista español soltó el acertijo, divertido: "¿Sabe alguno de ustedes qué es lo que se pondrá de moda el año que viene? Yo sí lo sé: ¡el periodismo!" . La anécdota lo pinta entero a Juan Cruz Ruiz, periodista de alma, apasionado como pocos por su trabajo y defensor incansable de lo más noble que tiene la tarea de informar, reflexionar, conmover y hasta entretener, desde las páginas de un diario. O de un libro. Porque aunque no reniega de la necesidad de adaptarse con inteligencia y a tiempo a lo que esté por venir, tampoco muestra ninguna prisa por abandonar la materia que ha sido soporte de la gran aventura creativa e intelectual de la humanidad: el papel.

Escritor, además de periodista, hombre de la literatura iberoamericana, Juan Cruz ha estado vinculado con el diario El País desde sus comienzos (a partir de ahora, desarrollará allí una tarea central en el área de cultura) y ha sido director editorial de Alfaguara durante seis años cruciales de la década del noventa. Amigo de Vargas Llosa y de García Márquez, nadie como él para despertar curiosidades y contagiar entusiasmos, por un nuevo escritor o por la vigencia de alguien consagrado, por la frescura de una idea o por la sensatez necesaria de lo ya probado.

Esta semana Juan ha pasado por Buenos Aires como siempre, como un torbellino de energía y de...