Eligió las paradisíacas islas Phi Phi y convirtió su pasión en un negocio

Phi Phi, la paradisíaca isla de Tailandia, cuna del buceo internacional

Dejó la Argentina hace nueve años en busca de nuevos horizontes y seguridad. Si bien no sabía qué le deparaba el futuro, si de algo tenía certeza era que quería vivir en un entorno rodeado de naturaleza. Hoy, instalado en las paradisíacas islas Phi Phi en Tailandia, Francisco Augier (38), encontró en el buceo un estilo de vida que lo llevó a convertirse en instructor y montar su propia escuela, ¿cómo lo hizo?

Nacido en la localidad de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, estudió gastronomía. Con título en mano, se mudó a Capital Federal y estuvo nueve años al mando de un reconocido bar en Recoleta. Sin embargo, confiesa que lo suyo no era la vida nocturna rodeada de cemento.

Por este motivo, se animó a dar un giro de 360 grados y abandonar Buenos Aires para instalarse en la playa. El primer destino donde aterrizó fue Colombia. En Medellín vivió un año y al igual que en Argentina, también se ocupó de administrar un bar. Según cuenta, la experiencia lo cautivó y "me abrió el apetito de viajar más, conocer y vivir en distintos lugares".

Francisco Augier y Nicolás Di Luca, socios de la escuela de buceo

Con este objetivo por delante decidió finalizar su estadía en Colombia. Así, sacó la visa que necesitaba, dio la vuelta al globo y se instaló en Nueva Zelanda. Vivió en la casa de una familia que tenía dos hijos y trabajó en las empresas que ellos tenían: una de jardinería y otra de limpieza de vidrios. "La calidad de vida que hay allá me volvió loco. Además, los sueldos eran muy buenos, no importaba el trabajo que hicieras", comenta este trotador de mundo.

Al año se mudó a Australia, país elegido por muchos argentinos para instalarse. Radicado en Sídney, se desempeñó en el rubro de la construcción. Según dice, se trata de una profesión que es muy buscada y que en su mayoría la hacen los extranjeros. "En ese momento ganaba US$22 la hora, me daba margen de ahorro, algo que en Argentina no me pasaba", cuenta Augier.

"El mundo marino genera paz, tranquilidad, libera el estrés y la ansiedad", Francisco Augier, instructor certificado de buceo

Y si bien creía que su vida estaba encaminada, fue recién durante unas vacaciones en Tailandia que se le sacudió realmente el piso. "Llevaba tres meses en Australia cuando me fui con mi hermana a viajar por el sudeste asiático. En Phi Phi hice un curso de buceo inicial que se llama ´Open Water´ y me lancé al agua. Me voló la cabeza"...

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