Los ejemplos que nos llegan de Brasil

Hasta los años sesenta, mientras Brasil nos ganaba en cantidad por razones obvias, la Argentina compensaba en calidad esa distancia, por ejemplo a través de su mayor producto por habitante. Esta distinción empezó a borrarse en 1964, cuando el nuevo régimen militar brasileño del general Castelo Branco se nos empezó a distanciar gracias al llamado "milagro brasileño", que logró un crecimiento anual del 10 por ciento por varios años. Este adelantamiento incitó nuestra propia revolución militar de 1966 del general Onganía, que no obtuvo sin embargo resultados comparables. Desde entonces, se insinuó una tendencia que hoy ya es evidente: el paso al frente de Brasil, que ya no es solamente "cuantitativo" sino también "cualitativo". Brasil, en otras palabras, "se nos va". Esta decisiva ventaja se concretó en los años noventa, cuando tanto Brasil como la Argentina se habían convertido en democracias. Ella se debió a tres presidencias brasileñas sucesivas: la de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), la de Lula (2003- 2011) y la actual de Dilma Rousseff, que comenzó en 2011 y que, si es reelegida, como resulta probable, terminará en 2019.

Cada una de estas presidencias extraordinarias nos dieron un ejemplo que, si queremos reiniciar el rápido camino al desarrollo que tuvimos entre 1853 y 1930 y que perdimos a partir del descarrilamiento institucional del golpe militar de 1930, deberíamos seguir. Fernando Henrique Cardoso, el verdadero fundador del sistema brasileño actual, imaginó a Brasil como una república porque sus presidentes, al igual que los presidentes norteamericanos, podrían durar cuatro años y hasta ocho años sólo si eran reelegidos. Lula, que pese a ser el jefe de la oposición fue en los hechos un "discípulo" de Cardoso, cumplió con esta regla sucesoria al no pretender una re-reelección en 2011, pese a que tenía un 87 por ciento de popularidad. En cuanto a Dilma Rousseff, su aporte ha sido salir en campaña contra la corrupción del llamado mensal ã o ("mensualidades") que plagaba a la política brasileña, una campaña que ya ha enviado a la cárcel a políticos otrora poderosos.

Brasil se nos ha adelantado, pues, debido a factores inevitables como el tamaño y la población, pero también a factores adquiridos que supo detectar y promover, y nosotros no. ¿Se podrán enumerar esos factores, con la idea de reproducirlos? Uno de ellos es bien concreto: la prohibición del re-reeleccionismo . Es que el re-reeleccionismo responde a un vicio profundo, el...

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