Eduardo Angeloz: el último caudillo radical de la restauración democrática

A sus 85 años, acosado por una enfermedad, Eduardo Angeloz corría una carrera contra el olvido. Al momento de su muerte, ayer por la tarde, los cordobeses comenzaron a reconocerle ese esfuerzo. Tres veces gobernador de Córdoba, último caudillo del radicalismo, protagonista de la refundación de la democracia, Angeloz hizo todo lo necesario para ocupar un lugar importante en la historia de su provincia y del país del último cuarto del siglo pasado.

Había caído en desgracia en 1995, cuando debió marcharse anticipadamente de la gobernación para, tres años más tarde, atravesar un juicio por enriquecimiento ilícito, en el que resultó absuelto. Desde entonces, "el Pocho" buscó un reencuentro con los cordobeses. En los últimos años, lejos de aquellas horas incendiadas de la crisis que lo obligó a renunciar en julio de 1995, esa reconciliación había comenzado a llegar bajo la forma de homenajes partidarios y de actos en los que los gobernadores peronistas José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti le reconocieron su lugar.

Angeloz fue un político de tiempo completo desde que lo dejaron usar pantalones largos. "Hablaba bien en contra del peronismo y los más grandes me llevaban como el chico que los envalentonaba en las épocas bravas", supo contar.

Si en los años sesenta ya era un dirigente aventajado de la ciudad de Córdoba que llegó a ser senador provincial, en el corto ciclo democrático de los setenta se alió con Raúl Alfonsín para enfrentar a Ricardo Balbín y presidir el radicalismo cordobés. Llegó entonces por primera vez al Senado nacional, al que regresaría en 1995 para ocupar su último cargo público.

Durante la dictadura, Angeloz voló bajo el radar de las prohibiciones para militar, pueblo por pueblo, reunión tras reunión. Cuando luego de la Guerra de las Malvinas se despejó el camino hacia las elecciones, le quedaba anudar otro acuerdo con Alfonsín. Víctor Martínez representaría al radicalismo de Córdoba como candidato a vicepresidente y él iría por la gobernación. El 30 de octubre ganó por tan amplio margen que, a las 20.30 su rival, el peronista Raúl Bercovich Rodríguez, lo felicitó por radio. Fue un presagio de la victoria de Alfonsín.

Angeloz comenzó entonces a proyectar su imagen nacional como la alternativa moderada al alfonsinismo, mientras comandaba un gobierno enfocado en impulsar la producción cordobesa hacia las exportaciones. Pero su huella más duradera sería una medida que otros gobernadores continuarían: la creación de un programa...

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