La edad de imputabilidad y los cambios de fondo

El apoyo público que el presidente Mauricio Macri brindó a la iniciativa de su ministro de Justicia, Germán Garavano, para discutir en un contexto interdisciplinario la elaboración de un Código Penal Juvenil que acarrearía una baja de la edad de imputabilidad coincide con el pensar y el sentir de buena parte de nuestra sociedad, que día a día sufre las consecuencias de la acción delictiva y ve horrorizada cómo disminuye la edad de quienes cometen graves delitos y cómo aumentan las víctimas, a veces mortales, de esos menores de edad, cada vez más violentos. En la primera quincena de enero fueron arrestados 12 menores en la Capital por protagonizar delitos violentos.

Se trata de un tema que cada tanto la política vuelve a poner sobre el tapete y que genera polémica, pero que, por desgracia, suele perderse en estériles debates sin que se adopten las medidas necesarias.

Actualmente, muchos expertos en la materia coinciden, ante la contundencia de los hechos de público conocimiento, en que es preciso bajar la edad de imputabilidad de los menores, de 16 a 14 años.

Algunos de esos especialistas agregan que debería ser el juez quien decida sobre esto a partir de la peligrosidad del menor de edad y del grado de conciencia que tuvo del acto que cometió.

En cambio, en opinión de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), entre otras reconocidas entidades, las convenciones y tratados a los que adhirió la Argentina y que poseen rango constitucional impiden a los legisladores "retroceder en la tutela de derechos ya consagrados", con lo cual "resulta difícil admitir cualquier cambio que implique modificar el actual marco legal con respecto a la edad de imputabilidad".

Las opiniones están divididas. Según otros expertos, basta con acatar la Observación General N° 10 de la ONU, que propone no bajar de 12 años la edad de imputabilidad.

Donde parece haber una plena coincidencia es en el hecho de que, por sí sola, la baja en la edad no soluciona el problema de los menores que delinquen y en que, incluso, puede agravarlo, pues las bandas delictivas que se valen de ellos, como las del narcotráfico, ya no buscarán a los de 14 o 15 años, sino a los de 12 y 13, como sucede actualmente en México con los chicos sicarios que trabajan para los carteles de narcotraficantes.

Lo deseable e indispensable, coinciden todos, es que la discusión interdisciplinaria sobre la baja de la edad vaya acompañada de una discusión sobre el funcionamiento del sistema de los institutos...

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