Ecuador tomó vuelo a costa de un flojo Uruguay

Con buenas razones, la crítica fue dura hacia el seleccionado argentino tras aquella derrota con Ecuador en la primera fecha de las eliminatorias. Hubo mucho que objetarle al equipo de Martino. Tiempo después, ese partido pide ser analizado también a la luz del potencial de su rival, que hoy merece ser mirado con otra atención. Es cierto que el recorrido aún es corto y pedirá continuas ratificaciones, pero a estas alturas las buenas producciones de los ecuatorianos empiezan a consolidarse. Ayer afrontaban una prueba traicionera: Uruguay, cuya identidad real suele ser un misterio y aun sin su estrella Luis Suárez, llegaba a la altura de Quito con los antecedentes respetables de dos triunfos, el segundo de ellos un 3-0 convincente sobre Colombia. Ecuador no sólo la superó claramente sino que la aprovechó para avanzar en esta imagen de equipo armado, con algunos buenos recursos individuales y una interesante vocación ofensiva, aun cuando ayer le faltaron hombres clave como Antonio Valencia, entre otros. A tal punto que el 2-1 no reflejó su superioridad sobre un rival que debe agradecer lo apretado de la derrota.

Las estadísticas son el correlato lógico de esas buenas impresiones: por primera vez en la historia, Ecuador arranca una eliminatoria con tres triunfos consecutivos; goza de un liderazgo que no le es algo familiar y que, por eso mismo, en lo sucesivo obrará como estímulo y a la vez como prueba de carácter.

Describir hoy las principales líneas del equipo del argentino Gustavo Quinteros es relativamente fácil. Trata de ser paciente y prolijo en la circulación y de sacarles provecho a sus dos turbinas en los extremos, Paredes y Montero. Uno de los responsables de este trabajo es Cristian Noboa, un volante de una fineza, inteligencia y categoría poco comunes. Lo demostró ayer varias veces, pero nunca tanto como en el pase majestuoso entre líneas con el que habilitó a Paredes en la acción que terminó con el primer gol, de Caicedo. Hacía falta ese tipo de precisión para filtrarse en el muro que pretendió levantar Uruguay, que hasta entonces parecía granítico. El fútbol demostró nuevamente cuánto puede hacer una sola pelota bien puesta.

Por su astucia para aprovechar recursos tan viejos como efectivos, a Uruguay nunca hay que darlo por tumbado. Una de esas herramientas es el juego aéreo. Más de una vez un buen...

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