Economía superficial y economía profunda

AutorLeonardo Boff

¿Hay una economía profunda? Aunque no sea la economía dominante, creo que existe, y que debe existir. En los inicios de los años 70 del siglo pasado, el filósofo noruego, recientemente fallecido, Arne Naess, introdujo una distinción, hoy ampliamente aceptada en los medios ambientalistas, entre ecología superficial y ecología profunda. La superficial sería aquella que separa al ser humano de la naturaleza y lo coloca fuera, y por encima de la misma, presuponiendo que las cosas sólo tienen sentido cuando le son útiles a él. La profunda ve el entrelazamiento ser humano-naturaleza, afirma el valor intrínseco de cada ser, y se da cuenta de que todo está inmerso en un tejido de relaciones, que forma la comunidad de la vida. Hay un Todo orgánico y lleno de propósito, y el ser humano es capaz de identificar el hilo conductor que liga y religa a todo, y lo llama Fuente Originaria de todo el ser, base de valores infinitos (veneración, amor, justicia) que llenan de sentido a la vida humana. La economía profunda ayuda a la superficial a autolimitarse y a no ser destructiva.

Apliquemos estas reflexiones al campo de la economía. La economía superficial sería aquella que se centra solamente en ella misma, en los capitales, los mercados, las inversiones, el lucro, en una palabra: en el PIB, sin preocuparse por la dilapidación de la naturaleza, ni la ruptura de la autorregulación de la Tierra, ni la creciente distancia entre ricos y pobres. Eso serían externalidades, factores que no entran en el cálculo económico.

Su lógica es la de un sistema cerrado, como si la economía fuese todo en la sociedad. Efectivamente, como fue ampliamente denunciado por la Escuela de Frankfurt, especialmente por Polaniy, en el capitalismo avanzado le economía ha absorbido todas las instancias sociales (política, ética, estética, ciencia...), transformándolo todo en mercancía, en oportunidad de lucro. Se ha establecido como el eje articulador de todo lo social. Y eso ha tenido como consecuencia el exceso malsano de la voluntad de enriquecimiento a toda costa, y nos ha conducido al caos socio-económico actual. Es la locura de la racionalidad económica superficial.

¿Qué sería la economía profunda? Sería la...

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