Una economía muy jugada

Casilla de salida. Corre la década del 30 en el siglo XX y un desocupado de Pensylvania, en Estados Unidos, registra a su nombre una versión del juego que lo ayudaba a pasar sus ratos libres y espantar su angustia, en plena crisis, por no conseguir dinero real. Con la primera edición del Monopoly fabricada por la empresa de los hermanos Parker quedaron echados los dados sobre el tablero de una tradición que en muchos hogares se mantiene: la de reunirse en torno a una mesa con billetes y escrituras de propiedades, todos "de mentirita", para simular operaciones comerciales y financieras con el objetivo de acumular capital. Siempre vigentes, el Monopoly -que llegó a 111 países y cumple ahora 80 años de vida- y Estanciero -surgido hace 72 años como adaptación de aquel a la geografía de nuestras tierras- son los juegos que conviven y han convivido temporalmente con otros varios kits de cartones, fichas y dados.

Avanza y toma una oportunidad. Algunos nacieron porque hubo quienes, frente a la coyuntura, vieron una oportunidad (aprovecharla es una de las pretendidas enseñanzas de estos juegos). Así, hubo propuestas lúdicas con la meta de liberar países del FMI, cubilete en mano cual arma para la hazaña (La deuda interna, producto de la crisis local de 2001); otras que se han puesto como misión estricta preparar a los chicos para su vida como ciudadanos adultos (Tribukit, lanzamiento de la AFIP en los inicios de la década pasada) y algunas que han entremezclado cuestiones económicas y financieras en una guía que recorre el vivir mismo en sus múltiples aspectos (El juego de la vida, otro de los clásicos vigentes). A tono con los tiempos, hoy aparecen tableros donde se impone la visión de que hacer negocios debe ir de la mano del cuidado del medio ambiente.

Retrocede once casillas (once décadas). El juego de los propietarios, antecesor de Monopoly, fue diseñado en 1903 por una mujer llamada Elizabeth Magie Philips. Aquel Landlord's Game, paradójicamente con lo que originó luego, tenía un enfoque dual que se proponía demostrar las bondades de hacer primar reglas antimonopólicas para distribuir la riqueza. De alguna forma, era una protesta desde lo lúdico al sistema capitalista de acumulación sin más. Pero la versión que terminó en un éxito duradero es la que declara ganador a quien se vuelve propietario de más bienes y logra cobrar mayores alquileres. Con más de 275 millones de copias vendidas en el mundo, han pasado como protagonistas de Monopoly...

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