Durant, otra figura para Golden State

Ni un tatuaje vistoso. Ni una mueca. Ni un escándalo. Apenas una seña particular antes de cada juego: tomar el balón entre sus manos y abrazarlo. Una imagen perfecta. Una síntesis auténtica de un deportista auténtico. No hay que creer que el anuncio del fin de la carrera deTim Duncan es el desenlace del recorrido deportivo de un jugador de básquetbol. Nada de eso. Es mucho más. Es el cierre de 19 temporadas en la elite y la amplificación de un legado. Porque lo que él le enseñó a la NBA es a competir sin necesitar de las luces. Y les demostró a los demás que no hace falta ser más espectacular que el resto para conseguir 5 anillos en la liga más importante del planeta.

A los 40 años, entendió que era tiempo de decir basta. Fiel a su estilo, fue sin grandes anuncios ni giras de despedida. Fue un adiós y resultó suficiente. Es que lo suyo rompió con todo lo imaginado: es el mejor ala-pivote en la historia de la NBA. En 1997, Popovich quería un jugador que pudiese "fajarse" debajo de los tableros junto al Almirante Robinson. Pop estaba dispuesto a vender el N° 1 del draft para poder tener posiciones más bajas en la elección y así quedarse con el jugador que podía darle el salto de calidad a San Antonio. ¿Tim Duncan? No, Sot Pollard, un ala pivote que se graduó en Kansas. "Es verdad, pensé en elegir a Pollard en el draft del 97 antes de quedarme con Duncan. Pero tengo que reconocer que esa posibilidad no duró mucho tiempo. Creo que el mejor aporte que le hice al básquetbol moderno fue haber drafteado a Duncan", dijo Popovich hace un tiempo.

El chico que llegó de la Universidad Wake Forest hoy es un hombre que deja una huella imborrable con el N° 21 de los Spurs. Porque él no pensaba en el básquetbol, sino que sus días transcurrían con el anhelo de ser nadador olímpico. El huracán Hugo, de 1989, destruyó la pileta en la que nadaba en Christiansted, en Islas Vírgenes, y su temor a los tiburones no lo dejaron seguir entrenándose en el mar. Por eso, le dedicó más tiempo al básquet y así se convirtió en el señor fundamentos. Es que Duncan escribió un manual de cómo moverse y cómo pasar el balón cerca del aro. Fue una delicia verlo...

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