Un DT pragmático ante su hora decisiva

Metódico, estructurado. Noble, profesional. Pragmático, equilibrado. Mauricio Pellegrino es un buen entrenador; viaja por otra autopista respecto de la que desandan Guillermo Barros Schelotto, Marcelo Gallardo, Pablo Guede, entre tantos Sub 50 que gobiernan el planeta del fútbol de primera. La mayoría se inclina por el ataque desmedido; el hombre preparado en la escuela europea prefiere la fórmula de la balanza. La defensa, primero; el ataque, más tarde. Sin la ambición de la doble competencia, en el centro de la escena de Independiente se lo señala con el dedo en alto: debe atacar -y ganar- con la voracidad que entiende la vieja historia. El gigante de Avellaneda espía el pasado y se afirma en el presente: hay material para creer en la cúspide, si se esgrime lo que anda dando vueltas por ahí. Calmo, sin la dosis de demagogia que el fútbol acepta y promueve, Pellegrino está contra las cuerdas imaginarias. Si Independiente no le gana hoy a San Lorenzo (puntero del Grupo 1, con cuatro puntos más que su clásico adversario), hipoteca su futuro más allá de junio. Con el fantasma de Gabriel Milito dando vueltas, el sujeto que aprendió modos y costumbres a la sombra de Rafael Benítez tiene una disyuntiva: ya no importa cómo, sólo debe ganar. O, en todo caso, el triunfo hoy en día, está por encima de las formas, a pesar de la nostalgia de unos cuantos.

"Necesitamos unidad. Es muy importante para los hinchas, para los dirigentes, para Aquino, para el Ruso, para Pellerano, todos. No es únicamente importante para uno o para el técnico. Es para todos. Nosotros necesitamos del aliento de la gente, pero somos nosotros quienes debemos contagiar para que ese aliento exista? Soy consciente del lugar en el que estoy, apuesto al trabajo y asumo la responsabilidad". Su voz, largas horas antes, resume con claridad conceptual el sentimiento de un equipo que hoy se siente debajo -en calidad, en proyección- de San Lorenzo, casualmente, maniatado semanas atrás por algunos aullidos contra la polémica figura de Guede. Apartado de la Libertadores, el Ciclón retomó el impulso local con un módulo que permanece vigente en el fútbol, más allá de la tecnología y el futuro: la personalidad. No hay con qué darle a la personalidad. Que debe exhibir el grupo, el equipo, en la cancha. ¿No es...

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