El drástico cambio de un rincón de Flores

No hay ni un solo mantero alrededor del cruce de las avenidas Nazca y Avellaneda. Las veredas están prácticamente despejadas. Los peatones sólo se cruzan entre ellos. Se pueden ver claramente las bocacalles de Helguera, Argerich y Cuenca. Hace poco más de una semana que este punto del barrio de Flores tuvo un cambio drástico. Parece otro lugar.

Decenas de policías custodian atentamente que nadie ocupe . Los uniformados de la Policía Metropolitana se mezclan con efectivos de la Federal, inspectores de Espacio Público y hasta bomberos. Algunos de los agentes de seguridad están apostados en las esquinas; otros recorren sigilosamente la avenida Avellaneda.

"Está bien. Ahora podemos caminar. Es otra cosa así", dice Laura Arriera a LA NACION. En una de sus manos porta un bolsón pesado y con la otra acarrea un changuito con ropa que compra al por mayor para vender en su local de la bonaerense San Justo. Parece una nimiedad, pero para la mujer "es muy importante" poder circular con el carrito con tranquilidad.

Cierta tensión

De acuerdo con el último informe confeccionado por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en marzo había en esa zona algo más de 1000 manteros. Habían llegado a sumar 1600 durante 2015. Con el último operativo dispuesto por la justicia porteña, el comercio ambulante parece haberse esfumado. No hay rastros. Sólo algunos pocos vendedores se...

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