Que donar comida no sea un riesgo

No nos cansaremos de advertir que anualmente tiramos en nuestro país 16 millones de toneladas de alimentos, el equivalente a un 12% de lo que producimos. Traducido, estamos hablando de un kilo de comida diario por persona que podría servir para alimentar a dos o tres de los tantos conciudadanos que padecen hambre.

Cómo no denunciar con insistencia y preocupación tan escandalosa situación. Cómo no instrumentar todas las alternativas posibles para que esto deje de ocurrir frente a tantos compatriotas que sufren hambre en un país productor y exportador de alimentos. No podemos acostumbrarnos indolentemente a un 28,6% de pobres sin agotar todas las instancias que sirvan para modificar perentoriamente esta situación.

El proyecto de ley de emergencia alimentaria nacional, ingresado recientemente para su tratamiento en el Congreso, tras meses de reclamos sociales, propone la creación del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional como instrumento para garantizar la alimentación de la población más vulnerable, menor de 16 años. Con fundada resistencia del partido gobernante, pero apoyado por varios de la oposición, la ley que persigue incrementar las partidas presupuestarias para merenderos y comedores comunitarios aguarda ahora tratamiento.

También en la agenda parlamentaria, la llamada ley donal, conocida como "del buen samaritano", inició su derrotero en 2004, por lo que lleva bastante más tiempo esperando que los legisladores retomen el tratamiento de su injustamente vetado artículo 9.

Debemos llamar la atención porque el tiempo sigue transcurriendo inexorable sin que, desde la tranquilidad de sus bancas, nuestros legisladores tomen cartas en este asunto que no se entiende por qué de una buena vez no se resuelve. Mientras tanto, miles de compatriotas se ven obligados a revolver tachos de basura y a convivir literalmente con el hambre por falta de alimentos que, increíblemente, van a parar a la basura ante la ausencia de esta ley que continúa obligando a negar el ingreso de niños a un comedor por falta de cupo alimentario.

Resulta triste recordar que en su momento la ley se frenó porque mezquinos intereses ideológicos pretendían dejar exclusivamente en manos de punteros y dirigentes políticos el monopolio de la distribución de...

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