Domingo negro para el PJ: triunfó en sólo siete provincias y no tiene líder

La "ola amarilla" que vaticinó Juan Manuel Urtubey se hizo realidad y convirtió al salteño en una de sus principales víctimas. El mapa que dibujaron los resultados de ayer ahonda la crisis y la falta de rumbo y de líderes que aquejan al peronismo desde la dura derrota de 2015.

El PJ se impuso en apenas siete provincias y perdió en Buenos Aires, Santa Fe, Salta, La Rioja y Chaco, donde en agosto había ganado. Sólo repitió triunfos en Formosa, Tucumán, Catamarca y San Juan. El saldo de ayer es evidentemente negativo.

Más allá de la caída de Cristina Kirchner en Buenos Aires, por inesperada y por sus implicancias, la derrota más dura se dio en Salta, donde Cambiemos dio vuelta el resultado de las PASO de agosto pasado y venció a Juan Manuel Urtubey, que al cierre de esta edición quedaba tercero detrás del kirchnerismo local.

Tan confiado estaba el salteño en que volvería a festejar que tenía previsto dar su primer discurso como candidato a presidente anoche mismo. Muy lejos de ese escenario imaginado, Urtubey, que fue de los primeros en hablar del "fin" de la carrera política de Cristina, dio el volantazo y apuró el reconocimiento de la derrota. Poco después de las 19 admitió que su candidato, Andrés Zottos, perdía frente al de Cambiemos, Martín Grande.

Pasadas las 23, Cambiemos le sacaba 10 puntos de ventaja. Atrás quedaba la diferencia de 13 puntos que el gobernador había conseguido en las PASO. "Quiero ser parte de un proyecto colectivo más allá de cualquier candidatura", se limitó a decir anoche.

Por otro lado, la derrota de Cristina Kirchner es un golpe para el peronismo en todas sus vertientes y admite más de una lectura. Para el kirchnerismo, es un revés fortísimo, aun cuando la ex presidenta ocupe una banca en el Senado a partir del 10 de diciembre y aunque a su alrededor se empeñen en matizar el golpe. La contracara es clara y se convertirá en el principal argumento del kirchnerismo de aquí en más: Cristina quedó confirmada ayer como la dirigente opositora más votada y en el distrito más grande del país.

Para los peronistas que proyectan la renovación peronista bien lejos de la ex presidenta, su derrota es un alivio. No sin cierta dosis de voluntarismo, imaginan la influencia de la ex presidenta restringida a un grupo reducido de senadores, no más de tres, y no mucho más. La mayoría, sin embargo, admite en paralelo que la ex presidenta se abrazará a los votos que consiguió ayer para exigir un lugar preponderante en la mesa en la que...

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